Una nueva temporada de súper huracanes (categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson) iniciarían en el Océano Atlántico este 2013 y concluiría en el 2018, pronosticó Víctor Manuel Velasco Herrera, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
La concepción de los súper huracanes como procesos aleatorios imposibles de predecir fue desafiada por el doctor en investigación aeroespacial, al crear un sistema de pronóstico de esos fenómenos en el Atlántico, que se ha cumplido a lo largo de los últimos cuatro años.
Después de Katrina, en 2005, diferentes modelos, publicaciones y teorías indicaban una tendencia al aumento de estos eventos, pero en 2006 no se formó ninguno nivel 5 y el último fue Félix, en 2007. Fue todo un enigma científico, recordó el universitario.
A diferencia de los estudios meteorológicos y climatológicos que se realizan a nivel nacional e internacional, las investigaciones innovadoras del especialista están hechas desde el punto de vista de la ingeniería aeroespacial, una forma diferente y complementaria de observar los fenómenos hidrometeorológicos, explicó mientras mostraba un par de mapas del territorio nacional de cara al Atlántico, uno, de las trayectorias de los súper huracanes de la región, ocurridos en los últimos 50 años, y otro, en tercera dimensión, que explica la relación entre esos fenómenos y la zona geográfica.
Los fenómenos de la naturaleza se deben estudiar desde diferentes perspectivas de la ciencia. Ningún método es mejor que otro, ni una teoría superior a otra; no hay modelo absoluto y los pronósticos son efímeros. Cada centro de investigación tiene diferentes formas, pero el objetivo de la comunidad científica es encontrar las leyes de la naturaleza que permitan al ser humano conocer, adaptarse y convivir con el entorno, manifestó.
Desde su incorporación al IGf, estudia el cambio climático natural con el uso de la ingeniería y ciencia aeroespacial, en particular los huracanes más fuertes, clasificados en la categoría 5, cuyos vientos superan los 250 kilómetros por hora. El experto descubrió que ocurren en ciclos de 10 años y no de manera aleatoria.
Asimismo, pronosticó que del 2013 al 2018, ocurrirían entre cuatro y siete fenómenos que afectarán el noreste y sureste de México, el sureste de Estados Unidos, así como el Caribe y América central, zonas consideradas por el científico como “cunas” de los súper huracanes.
Para contender con estos fenómenos, urgió crear centros de investigación para incrementar el estudio e instrumentación científica, la preparación de recursos humanos, así como su contratación.
“Es necesario un sistema nacional de alerta temprana, que pueda visualizar la información en tercera dimensión, en sistemas de información geográfica, en navegadores y que sea compatible con la Red NexRAD de Estados Unidos”, precisó.
Abastecedores de agua
Una nación como México, en donde ocurren esos fenómenos tanto del lado del Atlántico como del Pacífico, tienen que aprovecharse las temporadas de huracanes y no olvidar que son los grandes abastecedores de agua. “La adaptación al cambio climático natural, significa reactivar la economía y revitalizar el campo si se utiliza con planeación”, puntualizó.
Para ello, propuso impulsar investigaciones de ingeniería para su captación, así como considerar opciones que usaban los grupos mesoamericanos, como acueductos o la agricultura de chinampas, donde varios cultivos crecen sobre zonas con exceso de humedad.
“Con un cambio de mentalidad y planificación, el exceso del recurso, que hoy se va a los drenajes, se puede almacenar y utilizar para zonas como la del norte del país, con severas sequías”, consideró.
También, planteó tomar medidas de protección civil de acuerdo a un mapa de riesgo hidrometereológico y geográfico, para la reubicación de asentamientos humanos que se localizan en zonas vulnerables, así como establecer un nuevo modelo de construcción basado en el conocimiento de nuestros antepasados, que en ciertas regiones empleaban pilotes para mantener las casas en alto mientras las familias residían en un primer piso, pues con ello reducían los riesgos ante la llegada de un huracán.