Con el objetivo de construir una institución democrática la Universidad Nacional Autónoma de México publicó oficialmente los Lineamientos generales para la igualdad de género en la UNAM, es el primer documento en su tipo de observancia obligatoria que busca alcanzar una mayor igualdad, mejorar la calidad de vida y el desarrollo humano de las personas que conviven cotidianamente en la máxima casa de estudios.
Estos lineamientos marcan acciones que por un lado invitan, por otro convocan y por otro obligan a que se cumplan.
Los lineamientos cuentan con diversos capítulos que incluyen la promoción y políticas estratégicas para la igualdad, así como el combate a la violencia de género. Incluyen el diseño y promoción de políticas que propicien, vigilen y alienten la equidad de género, en un marco de igualdad de oportunidades entre los hombres y las mujeres que forman parte de la comunidad universitaria.
En el documento se establece el combate a la violencia de género en todas y cada una de sus modalidades en los ámbitos laboral y académico. También tiene entre sus objetivos eliminar la transmisión de estereotipos sexistas en los sistemas de comunicación de la UNAM y fomentar, apoyar y realizar estudios y proyectos de investigación, desarrollo e innovación que tengan en cuenta la perspectiva de género.
“Los Lineamientos generales para la igualdad de género en la UNAM son agua para una universidad que está sedienta de normas, valores, proyectos y marcos en este campo. Son sólo el inicio, aún falta más trabajo” recalcó Marisa Belausteguigoitia, directora del Programa Universitario de Equidad de Género (PUEG) de esa institución.
La equidad de género en una Universidad es tan importante como la libertad de cátedra; sin embargo, tres cuartas partes de las mujeres que laboran en la UNAM se concentran en 12 puestos de 181, esto indica que la fuerza de trabajo femenina crece en ciertas ramas (en ciertas profesiones etiquetadas como femeninas), mientras que en otras se encuentran totalmente ausentes y esto se repite en la población estudiantil, aunque de forma menos dramática.
Además, en un estudio que abarca del 2001 al 2009, se observó que había una disminución en la contratación de mujeres con nombramiento de profesoras en un 40% y de investigadoras en un 30%.
La baja representación de mujeres en los cargos que implican toma de decisiones o en espacios simbólicos que denotan prestigio son palpables; y mientras las académicas perciben discriminación hacia ellas, sus colegas masculinos consideran que ahí no existe discriminación y que los objetivos de las políticas de equidad ya fueron alcanzadas.
Al respecto la doctora Estela Morales Campos, Coordinadora de Humanidades e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), considera que “el documento es el resultado del análisis de las denuncias que se hacían. Tenemos las mismas oportunidades y los mismos derechos, como dice la Constitución, pero de lo que dice la ley a su aplicación siempre hay escollos e históricamente los grupos más violentados han sido las mujeres.”
El documento plantea formular, aplicar y revisar permanentemente programas, acciones, medidas y protocolos de prevención, detección y actuación en situaciones de violencia de género y discriminación, y propiciar una cultura de la denuncia de la violencia de género y discriminación, incluyendo el acoso sexual, laboral y el hostigamiento sexual.
Finalmente Marisa Belausteguigoitia señaló que “en la UNAM nos regimos a partir de prácticas de convivencia que repudian, en todos los casos, la violencia. Para nosotros la igualdad, la equidad, la solidaridad son registros de nuestra identidad como universitarios, no son meras enunciaciones, son parte de la estrategia de nuestra universidad, es nuestra política institucional que hoy más que nunca, debe ser enérgica, contundente, solidaria y equitativa”.