De acuerdo con una encuesta del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), el 72 por ciento de los consultados considera que el gobierno trabaja “poco o nada” en el cuidado del medio ambiente, y con respecto a la eliminación del subsidio a las gasolinas y el diesel, el 60 por ciento se manifestó en contra.
Al dar a conocer los resultados de la “encuesta acerca del calentamiento global, cuidado del medio ambiente y desarrollo de energías alternativas”, el director de Estudios de Desarrollo Regional del CESOP, Gustavo Meixueiro Nájera, aseguró que los encuestados están conscientes de las afectaciones del cambio climático en el país, pero no están dispuestos a pagar por el desarrollo de energías limpias.
En el marco del Foro “Perspectivas energéticas ante el cambio climático”, Meixueiro Nájera detalló que en materia de energías renovables, el 33 por ciento está a favor de la nuclear, el 44 por ciento por biocombustibles, 74 por ciento, la solar y 56 por ciento apoya la geotérmica.
Respecto al pago de impuestos para promover las energías renovables, el 48 por ciento dijo estar a favor.
Durante la mesa “Reservas, potencial, producción y expansión de fuentes de energía”, el doctor Alejandro Peraza García, director general de Electricidad y Energías Renovables de la Comisión Reguladora de Energía, señaló que la transición en este sector ha hecho que se use 65 por ciento de combustibles fósiles para una generación más limpia que el país necesita.
Indicó que la energía hidráulica no es explotada en México a pesar que tiene muchos recursos hídricos y genera cerca del 19 por ciento de la electricidad del país; precisó que el país tiene instalados 12 mil megawatts hidroeléctricos y su potencial es de 53 mil.
Recordó que la ley indica que la generación de electricidad con energías limpias deberá ser, a futuro, del 35 por ciento; para lograrlo, consideró necesario un cambio en la proporción y uso de combustibles fósiles, mediante la explotación de la energía eólica.
Peraza García mencionó que México, siendo el cuarto productor mundial de energía geotérmica, puede obtener mínimo 7.4 giga watts, y otra ventaja que puede usar a su favor son las celdas fotovoltaicas, lo que lo hace un país atractivo para la inversión e instalación de esta tecnología.
Por su parte, Francisco Guzmán López, director del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), destacó que se debe invertir y explotar las tecnologías disponibles, y tener un mejor aprovechamiento en Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y poner a disposición su capacidad instalada.
Propuso invertir en educación a fin de obtener investigaciones en energía, tecnología y ciencia, para que haya un consumo eficiente de energías y no sean desperdiciadas; aseguró que el CESOP puede ser el sitio que mida el comportamiento del usuario para orientar los esfuerzos en investigación y desarrollo.
Durante su intervención, José Luis Fernández Zayas, director ejecutivo del Instituto de Investigaciones Eléctricas de la Secretaría de Energía (SENER), aseguró que el futuro es eléctrico y la palabra clave es cambio; propuso desarrollar el mercado para brindar oportunidades de trabajo divertido, seguro, estable y bien remunerano a los jóvenes.
Aseguró que la nueva forma convencional de pensar la energía eléctrica es en cuatro pasos: la generación, transmisión, distribución y control.
Miguel Balcázar, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, informó que en éste ámbito México ha tenido contacto con Alemania que fabricó combustibles para un reactor de experimentación. Recordó que actualmente hay 70 reactores que están en construcción a nivel mundial.
Durante la mesa de trabajo “El medio ambiente frente a las demandas energéticas de la sociedad”, Efraín Villanueva Arcos, director general de Sustentabilidad de la Sener, señaló que el sector eléctrico contribuye con 8 por ciento del PIB, y representa un 15 por ciento de la exportación, 27 por ciento de las importaciones, 34 por ciento de los ingresos del sector público, y tiene 36.4 millones de usuarios.
Por ello, consideró importante la inclusión social como elemento para el desarrollo de tecnologías y facilitar la interconexión de energías renovables en las regiones del país.
Por su parte, Víctor Carreón, director del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), señaló que entre los objetivos de la Estrategia Nacional de Energía 2013-2027, está generar 35 por ciento de electricidad con combustibles no fósiles y que el sector eléctrico sea un pilar en el crecimiento del PIB. Propuso que se invierta en tecnología para mejorar la sustitución de combustibles.
En su intervención, el director del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jesús Antonio del Río Portilla, mencionó que México debe generar un desarrollo económico sustentable, pues se agotan los recursos naturales y enfrenta el cambio climático y pobreza extrema.
Aseveró que para lograr un desarrollo económico sustentable, son necesarias las fuentes de renovación de energía y, continuó, “las tecnologías pueden resolver las contradicciones en el aspecto ambiental y económico”.
Del Río Portilla aseguró que se debe generar una cultura de autoabasto de energía y de su uso eficiente, crear dispositivos que la almacenen e impulsar la investigación para la planeación, en el marco de la sustentabilidad y definición de metas a través de la consulta pública.
Alejandro Vázquez Martínez, director del Programa de Cambio Climático y Proyectos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), acotó que el sistema energético se compone de la oferta y demanda energética, y aseguró que es necesario trabajar en el uso de energía por parte de la sociedad y no en tratar de satisfacer la demanda a toda costa.
Destacó que la eficiencia energética puede impactar en el consumo, por lo que consideró importante incorporar factores externos, como la pobreza.
Al evento, asistieron Carlos Gay García, del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM; Rosa Laura Meraz Cabrera, del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo, del IPN; Alonso Aguilar Ibarra, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, y María Amparo Martínez Arroyo, del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.