En México cinco millones de niños sufren de algún problema de salud mental y aunque la mitad requiere atención especializada e integral, el estigma que rodea estos padecimientos y el déficit de servicios médicos impide que sean tratados a tiempo.
Así lo afirmó el diputado Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, para fundamentar una iniciativa de reformas a la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, a fin de que las autoridades federales se coordinen para detectar y dar el debido tratamiento por trastornos mentales.
Dijo que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos 20 por ciento de los jóvenes sufren de alguna enfermedad, entre ellas depresión, trastornos del estado de ánimo, abuso de sustancias, comportamientos suicidas o alteraciones de índole alimentario.
En Latinoamérica y el Caribe 17 millones de adolescentes de 14 a 16 años padecen de algún trastorno psiquiátrico que amerita atención. En el primer nivel, la frecuencia en la infancia es entre 12 y el 20 por ciento, precisó el legislador.
Detalló que una de las principales razones de que los niños no sean diagnosticados a tiempo, es porque los padres confunden las señales de problemas mentales con el comportamiento infantil, y asumen que algunas de estas actitudes son normales durante las etapas de su desarrollo.
Otra razón, comentó, es porque los padres no identificaron a tiempo el problema y creen que sus niños exhiben comportamientos inusuales, se debe al estigma que rodea las enfermedades mentales.
Explicó que algunos de los trastornos psicológicos son alteraciones de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, consideradas anormales respecto al grupo social de referencia de que proviene el individuo.
Puede tratarse de alteraciones del razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad o de adaptarse a las condiciones de la vida.
Ramírez Aguilar indicó que las primeras alteraciones que se presentan en el infante corresponden al desarrollo psicomotor o que no aprenden a hablar o a caminar en el momento adecuado.
Después, agregó, se consideran los trastornos de conducta, condiciones más incisivas y delicadas que deterioran el funcionamiento escolar y social de los niños.
En tercer lugar se encuentra el trastorno por déficit de atención, que es la incapacidad para centrarse a una tarea concreta durante un periodo prolongado; es inquieto, impulsivo y desorganizado; luego están los casos de ansiedad y depresión infantiles.
Muchas enfermedades psiquiátricas se deben a alteraciones de los neurotransmisores, sustancias químicas que sirven para regular funciones mentales, por lo que el ambiente es únicamente parte del problema.
Recalcó que en el país las posibilidades de prevención y atención de enfermedades mentales son limitadas, particularmente en niños y jóvenes, pues hay un déficit de servicios específicos para la atención de estos problemas, el número de especialistas en las instituciones públicas es insuficiente.
Enfatizó que es indispensable poner mayor énfasis en la detección y el tratamiento de las enfermedades mentales por especialistas preparados para atender a la población joven.
Por ello, planteó modificar el artículo 28 de la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, para que las autoridades federales, del Distrito Federal, estatales y municipales, se coordinen para atender, detectar y dar el debido tratamiento a los trastornos mentales.