Ante los problemas que se han presentado en la Cámara Baja de Estados Unidos para la aprobación de la reforma migratoria y la caída estrepitosa de las remesas de los migrantes durante 2013, el senador Benjamín Robles Montoya urgió al Gobierno de la República a la implementación de políticas públicas para atender el problema migratorio.

“Los mexicanos no podemos estar esperanzados a la buena voluntad de los legisladores estadounidenses para aprobar la reforma migratoria, ya que ellos en estos momentos tienen como prioridad evitar la parálisis de su gobierno, mientras que 11 millones de migrantes radicados en Estados Unidos, la mayoría de ellos mexicanos, se encuentran en la incertidumbre; por lo que es urgente que el Gobierno de la República implemente políticas públicas para detener la migración, mediante la generación de empleos y apoyar por la vía diplomática la reforma migratoria en el vecino país del Norte”, manifestó.

El secretario de la Comisión de Fomento Económico del Senado de la República también alertó que los problemas por la parálisis en el Gobierno Norteamericano y el retiro obligatorio de más de 800 mil burócratas, ocasionará un efecto domino en la economía de aquella nación y que sin duda dará de lleno a las minorías de migrantes, quienes se encuentran en la vulnerabilidad laboral dada su situación migratoria.

“Desde el Senado haremos respetuosamente los exhortos necesarios a nuestros compañeros legisladores de los Estados Unidos para que no dejen en segundo plano la reforma migratoria, ya que a ambos países conviene dar certidumbre a los migrantes: por la importante contribución que hacen a nuestras economías, por seguridad nacional y de nuestras fronteras, pero sobre todo por humanidad”, expresó el representante de Oaxaca, unos de los principales estados expulsores de migrantes.

Asimismo, el senador Benjamín Robles se solidarizó con las diferentes expresiones de apoyo a la reforma migratoria que se han manifestado en la última semana en Washington, para pedir a la Cámara Baja de representantes la aprobación de la nueva ley del sistema migratorio estadounidense, que entre otras cosas permitiría legalizar la estancia de más de 11 millones de migrantes, principalmente latinoamericanos.