Ante el creciente número de muertes entre jóvenes a causa del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), la diputada Angélica Reyes Ávila urgió las autoridades de salud a impulsar mayores acciones para la prevención y detección oportuna de esta enfermedad.

En entrevista, la legisladora dijo que son alarmantes las cifras dadas a conocer por la Unicef, en donde revela que los decesos entre adolescentes a causa del virus del Sida se han triplicado en los últimos 15 años en todo el mundo.

Además de que cada hora se producen cerca de 26 nuevas infecciones, entre los jóvenes de 15 y 19 años de edad.

En México, indicó, durante las últimas tres décadas se han registrado alrededor de 178 mil 591 casos de Sida notificados, donde el género masculino ha sido el más afectado con el 82% y el femenino con el 18%, según el Sistema de Vigilancia Epidemiológica VIH/Sida.

Reyes Ávila puntualizó que la mayor tasa de nuevos diagnósticos se presentaron en Campeche, Colima, Guerrero, Yucatán y Michoacán.

Por ello, pidió fortalecer las campañas de prevención orientadas al sector juvenil, reforzar la difusión de información sobre el uso de métodos anticonceptivos y una mayor educación sexual, para así evitar que este padecimiento siga acortando la vida de uno de los sectores más vulnerables de la población, dijo.

“Debemos brindar a nuestros jóvenes todas las herramientas necesarias para estar bien informados, así como ofrecerles un diagnóstico oportuno, mediante jornadas gratuitas de pruebas de detección, a nivel nacional”, manifestó.

La también integrante de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables detalló que esta enfermedad puede permanecer en silencio durante 10 años, lo que ocasiona que las personas infectadas ignoren su padecimiento, por lo que es importante concientizar a la población sobre su detección oportuna.

Reyes Ávila indicó que los pacientes con VIH generalmente son excluidos del área escolar, laboral y familiar, y el abandono es un factor que lastima y deteriora aún más su salud.

Por ello, dijo, se debe garantizar que los tratamientos se complementen con ayuda psicológica; sean de carácter incluyente, sin discriminación de ningún tipo; capacitando al personal, monitoreando al paciente y vigilando su evolución física y emocional.