Elena Álvarez Buylla, presidenta de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, llamó a rescatar a la comunidad científica para el beneficio de la sociedad y a terminar con la práctica que pone la ciencia y la tecnología al servicio del capitalismo monopólico.
Al participar en “Las mesas de Los grandes problemas nacionales, diálogos por la regeneración del país”, la científica se refirió también al tema de los organismos genéticamente modificado,s en particular al caso del maíz.
Advirtió que ninguno de los problemas que pretendían resolver los transgénicos ha sido resuelto luego de casi 20 años de trabajo. “Los transgénicos de manera global no han causado una disminución en el uso de agrotóxicos, al contrario. Tampoco hubo un incremento en la producción con esta tecnología. Todo han sido falacias y fracasos”, expuso.
Dijo que es una irresponsabilidad mayúscula abrir la puerta a los transgénicos en México, especialmente porque somos centro de origen y diversidad del maíz.
Explicó que dada la capacidad de penetración de estas tecnologías, los riesgos son impredecibles y tiene ramificaciones en el ambiente, la gente, la cultura, las capacidades de reproducción y, además, implican dependencia tecnológica de nuestro país en lo relativo a la producción futura de alimentos.
El caso del maíz, añadió, es el tema más urgente ahora, porque el gobierno saliente quiere aprovechar sus últimos meses para dar la aprobación a la siembra comercial de transgénicos y “esto no puede permitirse”.
Precisó que a pesar de que la contaminación transgénica está presente en varios estados (quizá debido a la venta de semillas de híbridos de las empresas que dominan la producción de transgenes) es reversible y controlable, dada la distribución amplísima de manejo comunitario de los acervos de semillas.
Esto último, indicó Álvarez Buylla, es un seguro para la bioseguridad del maíz, pues ha resistido la entrada de transgénicos de una forma que todavía no entendemos.
“Alternativas hay, tienen que ver con el manejo milenario de la milpa, una forma distinta de hacer agricultura que conjuga muchas de las estrategias que nos permitirían asegurar un abasto suficiente. La milpa es punta de lanza para frenar el manejo monopólico, estamos a tiempo de recuperar la autosuficiencia alimentaria, de recuperar tejido social y de sentar una base imprescindible para recuperar la seguridad y la paz social en este país”, concluyó.