Las principales causas de mortalidad en nuestro país no son por enfermedades asociadas al tabaquismo, alcoholismo o accidentes de tránsito, sino por el abuso en el consumo de Ácidos Grasos Transgénicos (AGT) que contienen alimentos industrializados, cuya venta es legal y sin restricción alguna.
Así lo señaló el diputado Jorge Kahwagi Macari, quien impulsa una iniciativa que reforma diversas disposiciones de la Ley General de Salud, para que el contenido de ácidos grasos transgénicos en los alimentos que se comercialicen no exceda del dos por ciento en los productos; de lo contrario en los empaques o envases de alimentos se deberá advertir los daños que pueden causar a la salud.
“Se debe prohibir la venta de productos con un contenido de AGT que comprometa la salud en los centros educativos, deportivos y de salud y se debe regular su publicidad”, precisó.
Dijo que estos ácidos grasos trans pueden ser particularmente peligrosos para el corazón y se asocian con el aumento en el riesgo de desarrollo de algunos cánceres.
Refirió que la Organización Panamericana de la Salud divulgó un informe que muestra que el consumo de AGT aumenta el riesgo de cardiopatía coronaria y de muerte súbita de origen cardiaco y de diabetes mellitus, principal causa de mortalidad en México y cuya tasa aumentó de 10 por ciento en el año 2000 a 14 por ciento en el 2008.
“Es sorprendente pero el abuso en el consumo de panecitos y frituras es letal para nuestra salud y se venden en las tienditas de la esquina a niños y adultos por igual”.
La venta de los AGT (margarinas, pasteles, comidas rápidas y alimentos procesados, industrializados y fritos) es legal y sin restricción alguna, añadió.
Las patologías cerebrovasculares, isquémicas del corazón y la diabetes mellitus, asociadas directamente con el abuso en el consumo de AGT, provocan más muertes que las 17 causas principales de mortalidad juntas en nuestro país, puntualizó.
La relación entre el consumo de AGT y la probabilidad de adquirir enfermedades cardiacas coronarias no es lineal sino exponencial, es decir, un pequeño aumento en el consumo de AGT, digamos de 2 por ciento, se traduce en un aumento de 23 por ciento de la probabilidad de padecer estas enfermedades, destacó.
Los AGT han mermado la salud de la población mundial y en particular la mexicana de manera más relevante que el SIDA, el cáncer, las enfermedades pulmonares, la cirrosis, las muertes por agresiones (homicidios) o los accidentes de tránsito, resaltó el diputado.
“Irónicamente, el consumo de AGT no está regulado ni prohibido y sus consecuencias negativas en la salud van en aumento”, expresó.
De ahí que pidió reformar en sus artículos 3, 17, 159, 212, 275, 276, 277 y 277 Bis, 307 y el Capítulo XI de la Ley General de Salud. La iniciativa se remitió a la Comisión de Salud para su estudio y dictamen.