*Se deben enriquecer las iniciativas con argumentos viables

El esfuerzo de consultas amplias sobre la legislación que analiza el Congreso de la Unión es una expresión de la evolución del Sistema de Democracia Representativa que forma parte de la transición democrática en nuestro país.

Es una de las vertientes de la democracia participativa en el Poder Legislativo, así como lo es el referéndum y otros mecanismos. Para que esta expresión tenga credibilidad y sea consistente con la evolución democrática del Sistema de la Democracia Representativa en el ámbito parlamentario, es fundamental que el ejercicio de participación trascienda el mero alegato, la consulta, la exposición de posiciones y se enriquezcan las iniciativas con aquellas propuestas, aquellos argumentos que puedan perfeccionar las iniciativas.

Por eso me parece pertinente, además de que votaremos a favor del dictamen que se nos consulta, que haya posteriormente un análisis de cómo consolidar estos mecanismos y que se revise en la legislación interna de nuestro Parlamento si se establece que sean vinculatorios los resultados de las consultas.

Si se establece que después de las consultas, las comisiones encargadas de llevarlas a cabo presenten las conclusiones de las mismas y generen una serie de recomendaciones a las comisiones ordinarias dictaminadoras para que sean vinculatorias las recomendaciones que hayan alcanzado consensos.

Pero es el caso que esta construcción de Parlamento Abierto se da en una coyuntura específica. El final de una administración gubernamental, la del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y el inicio de una nueva administración, la de la primera mujer Presidenta en la historia de México, la doctora Claudia Sheinbaum.

Entonces hay una connotación de carácter político. Si la continuidad, que es natural en la coexistencia de miembros de un mismo movimiento político, no afectará la necesaria autonomía de quien será quien represente una nueva administración pública.

Y si el margen de maniobra y de ejercicio en el poder de la nueva presidenta se dará con toda la independencia que requiere el Estado mexicano para su renovación. Creo que también eso está en juego en la valoración de esta importante reforma.

Hay algunos elementos que es importante subrayar para que la nueva legislatura tome en cuenta que es indispensable garantizar ahora que estamos tocando uno de los pilares del Estado nacional, el Poder Judicial.

En primer lugar, su independencia. La reforma tiene que garantizar su independencia, su autonomía plena de no sólo en los poderes políticos, desde luego el Ejecutivo y el Legislativo, sino, sobre todo, de los poderes fácticos, muy claramente del crimen organizado.

En segundo lugar, su neutralidad con el soporte del conocimiento jurídico, su profesionalismo, su eficacia, y eso supone la agilidad en el tratamiento de los asuntos y, desde luego, el respeto a las condiciones laborales de quienes han hecho posible el funcionamiento de ese poder.

Tenemos que tener una perspectiva federalista porque somos una República y esperamos ahí que se respete la soberanía de los estados y la realidad de nuestras entidades federativas.