*El silencioso despertar de las mujeres

“Un día sin mujeres” fue sin duda el silencio más fuerte que las mujeres hemos gritado al paso de la historia de nuestro país; gritamos con nuestra ausencia porque las mujeres hemos ocupado ese lugar, siendo víctimas desde hace muchos años de una violencia irracional y en diferentes formas.

Nos ausentaron, sí, pero nos ausentaron en contra de nuestra propia voluntad; la violencia que hemos sufrido se ha manifestado de muchas maneras, de las más creativas posiblemente pudiera decir yo, nos han intentado callar y lo han logrado en repetidas ocasiones, con las formas menos ortodoxas y más indignantes posibles.

Se ha simulado abrir espacios plurales para que nuestras voces sean escuchadas, hemos luchado por ser visibles como si esto no fuera ya inherente a nuestra condición humana y, con mucho orgullo, hoy puedo decir que estamos conquistando los derechos que nos fueron arrebatados y que estamos tirando esos muros y construyendo puentes, para que el acceso a una vida libre de violencia verdaderamente sea posible para todas las mujeres, que exista verdaderamente una igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Con profunda emoción, me encuentro en mi Grupo Parlamentario con una mayoría evidente de mujeres en su conformación, y me emociona porque es el reflejo de la confianza que han depositado en nosotros como legisladoras y como motores de cambio en nuestra sociedad, y esto se logró gracias a las inmensas luchas de miles de mujeres que hoy ya no están, pero que gracias a sus luchas y gracias a su entrega hoy nosotras pudimos estar en una boleta.

Me honra estar aquí, en la máxima tribuna de México, defendiendo las garantías que nos pertenecen y hoy pavimentando el camino para que las siguientes generaciones no tengan que callar nunca más.