*Me insultan por mi discapacidad, pero fui alcaldesa y hoy senadora
En México, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, hay más de 7 millones de personas con discapacidad; es decir, el 5.7 por ciento de la población.
Históricamente, este grupo ha vivido en pobreza y desventaja, con una carencia social de hasta el 28 por ciento. En término del ejercicio de sus derechos, a la hora de buscar un trabajo, pues enfrenta grandes dificultades para conseguir uno. Esto se refleja en la población económicamente activa de las personas con discapacidad, que es sólo del 39 por ciento, en comparación con el 65 por ciento de las personas sin discapacidad.
Excluir a las personas con discapacidad no solo es injusto, sino también, en muchas ocasiones, discriminatorio. Existen estereotipos que las conciben como enfermas, no aptas, incapaces, improductivas, como una carga para las empresas, dependientes o como objetos de cuidado. Estas ideas no solo son falsas, sino también ofensivas y perjudiciales para este importante sector.
Imaginen lo difícil que es para las personas con discapacidad escuchar constantemente que no valen lo mismo que los demás, que no pueden hacer el mismo trabajo que los demás. Es realmente una forma de discriminación que les disminuye la autoestima, lo que impide su superación.
Yo sufrí una discapacidad por un infarto cerebral, y todos los días, un día sí y otro no, recibo mensajes de odio en Twitter o Facebook. Hace tres días, en esta última plataforma, alguien escribió: “La senadora Maki Ortiz debería retirarse; está muy mala de salud, su mano tullida, pero le encanta el pinche poder y los millones de pesos”. De eso se trata, y yo, después de mi discapacidad, he sido alcaldesa y senadora. Imaginen a las personas que están luchando por tener un empleo con una desventaja similar y que no cuentan con el apoyo, no solo el gobierno, sino también de las empresas que deberían proporcionarles.
Como Estado mexicano, tenemos la obligación de impulsar la construcción de sociedades inclusivas que consideren a las personas con discapacidad. Las empresas deben desarrollar instrumentos que fortalezcan la economía al incluir a estas personas.
Por ello, en los últimos años se han promovido diversas iniciativas, como la reducción del 25 por ciento en impuestos para las empresas que contratan personas con discapacidad, o en algunos estados, como el mío, la reducción del 25 por ciento del impuesto sobre nómina para aquellas empresas que contratan más del 10 por ciento de empleados con discapacidad.
No obstante, aunque esto ha sido valioso y ha mejorado la situación, no ha sido suficiente. Por tal motivo, la presente iniciativa propone una reforma al artículo 186 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, para que los patrones que empleen personas con discapacidad puedan obtener un estímulo fiscal consistente en deducir de los ingresos acumulables el equivalente al doble del salario efectivamente pagado a las personas contratadas, siempre y cuando estos trabajadores estén certificados por el IMSS o la Secretaría de Salud, de acuerdo con el criterio existente de discapacidad.
También se propone reformar los artículos 25, 106, 107 y 147 de la Ley del Seguro Social, para exentar del pago de cuotas a los patrones y trabajadores respecto de los gastos médicos y pensionados, así como de las prestaciones en especie y económicas del seguro de enfermedades y maternidad, y de las contribuciones del seguro de invalidez y vida.
Finalmente, la iniciativa reforma el artículo 29 de la Ley del Infonavit, para exentar a los empleadores del pago de las cuotas correspondientes a estos trabajadores que cumplan con el criterio de discapacidad motriz. Esto significa que sean personas que necesiten el 80 por ciento del tiempo una silla de ruedas, prótesis, muletas, un aparato audiovisual, o que tengan una discapacidad significativa certificada por las instituciones de salud.
Quiero hacer énfasis en que esta fue una iniciativa, propuesta por el Partido Verde durante la campaña. Estamos aquí respondiendo a las personas con discapacidad y al pueblo de México, y seguiremos legislando para que haya igualdad, inclusión y equidad en este país.
La discapacidad no es una excusa para la exclusión, sino una razón para la inclusión.