*Cultura patriarcal, ignorancia y enfoque religioso impiden legislar embarazo

La interrupción del embarazo se trata de un problema social, porque criminaliza a las mujeres más pobres; y sanitario, pues las empuja a asistir a clínicas clandestinas, en las cuales suelen haber consecuencias terribles. 

La discusión no se debe poner entre una filosofía moral contra la defensa de los derechos de las mujeres, ya que no llegará a nada. 

Recordemos que durante los últimos 15 años, las mujeres mexicanas han impulsado cambios importantes en favor de sus derechos, lo cual se ha conseguido al alternar esfuerzos desde el ámbito político, jurisdiccional y legislativo.

Gracias a ello se logró elevar a rango constitucional el principio de paridad de género. 

Otro avance destacado es la no criminalización del aborto en algunas entidades federativas, lo cual se logró gracias a la presión social, las reformas legislativas y las decisiones jurisdiccionales. 

Hoy se empieza a respetar la decisión de las mujeres sobre el aborto antes de las 12 semanas y ya es un derecho vigente en la Ciudad de México, Oaxaca, Veracruz, Hidalgo, Baja California, Colima, Guerrero y Sinaloa. 

Además, hay esfuerzos por parte de legisladoras para que no se criminalice el aborto a nivel federal, iniciativas que se encuentran en comisiones.

A pesar del lento ritmo legislativo, no hemos abandonado el tema y buscamos el mayor consenso.

Pero a pesar de estos avances, las movilizaciones y los esfuerzos legislativos se han visto obstaculizados por inercias y resistencias de una cultura patriarcal, así como por la ignorancia y grupos que le dan un enfoque religioso a este tema, cuando se trata de un asunto de salud pública. 

Confío en que la realización de este ejercicio de intercambio de experiencias será fructífero para garantizar los derechos de las mujeres de Norteamérica.