*Ley Federal de las Entidades Paraestatales para Taibo II

Como dijera Paco Ignacio Taibo, a las cosas hay que llamarles por su nombre, ahí sí que coincido con él, y éste se llama traje a la medida, no tengan ninguna duda.

Paco Ignacio Taibo II es un gran escritor. Es precursor de la novela negra en México. Rescata historias olvidadas de los pueblos indígenas. Ahí está su libro sobre la rebelión de los yaquis. Narrador urbano, que incluye sitios emblemáticos de la Ciudad de México.

Como promotor de la cultura es notable. Por derecho propio, por su trayectoria en el medio cultural y en las izquierdas, Taibo II es mexicano. Es tan mexicano como el más digno representante de la “cultura nacional”.

Defensor acérrimo de las causas de las minorías. Apasionado conversador. Fumador empedernido. Alburero. Irreverente. Y quizá por ello cometió un grave error, por irreverente. Su expresión refleja machismo, superioridad, violencia sexual, pero, sobre todo, una absoluta falta de respeto a las instituciones. Si la ley no me favorece, la cambio o la violo. Y se jacta de ello con la peor de las expresiones.

La soberbia con la que presume llegar a una Dirección General del Fondo de Cultura Económica es oprobiosa. Con esa expresión refleja autoritarismo, aunado a un profundo desconocimiento de la administración pública, ¡no conocía la ley que le impedía ser director de una institución! Él mismo lo admitió.

Por menos, antes de la “cuarta transformación”, se habrían acabado a un “fifí”, no habrían sido necesarios los “bots”. Sin duda, es necesario revisar la ley para que no haya mexicanos de primera y mexicanos de segunda. Pero existen los procedimientos institucionales para hacerlo.

¿Cuáles son las emociones que me genera con la Ley Taibo? La frase “se las metimos doblada” representa una violación en el imaginario colectivo. La violación es uno de los crímenes más destructivos, las víctimas quedan traumatizadas, deprimidas, angustiadas, con sentimientos de culpabilidad y odio a sí mismas.

Es una invasión del espacio personal y físico. La voluntad de la víctima es ignorada.

En una violación se somete de forma tal a la víctima que no puede huir, su negativa no se escucha, es un abuso inaceptable de donde se mire. La violación es un arma de poder y control, es un crimen violento.

Parte de la sociedad, a pesar de todo, se sigue apegando a los mitos de violación, que lo único que hacen es reforzar los sentimientos de autodesprecio en las víctimas. Mitos como “no es violación, es sexo” o “ella se lo buscó” como si fuera culpa de la víctima. Si esto sigue pasando así es porque en el lenguaje se sigue normalizando. La forma en que se expresó Taibo refuerza estos mitos, normaliza la violación --a quien sea, porque también es un mito que a los hombres no se les puede violar-- y normaliza la violencia.

Aprobar la "Ley Taibo" para que ocupe el cargo sería dejar pasar una violación representada públicamente. Para muchas mexicanas y mexicanos quedan ahí: otro abuso marcado en el inconsciente colectivo del pueblo mexicano, otra violación, otra violencia “sutil” no tan sutil.

Además, sienta un mal precedente reformar la ley para acomodar a un cuate en una dirección general. Es un pésimo mensaje que no deja de encender luces de alarma sobre lo que puede suceder cuando se ignora la ley, se impone una voluntad “porque yo digo”.

Taibo ha luchado toda su vida contra eso, por eso en el Grupo Parlamentario del PAN votamos en contra de este traje a la medida.

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