Andrés Manuel López Obrador es el presidente de la República; Norma Piña es presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Ana Lilia Rivera es presidenta del Senado de la República; Marcela Guerra es presidenta de la Cámara de Diputados…
Como se sabe, el primero es representante del Poder Ejecutivo; la segunda es representante del Poder Judicial; y las dos últimas son representantes del Poder Legislativo y en conjunto representan a los Tres Poderes de la Unión…
Ellos, de acuerdo con el mandato de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, son responsables de la conducción del país y velar por el cumplimiento de todos los mandamientos que nos rigen como nación y comparecer ante el pueblo para dar cuentas, además de aparecer en los actos oficiales que confirmen la existencia de los tres poderes que unifican a la unión nacional…
Esto viene a cuento, porque este 13 de septiembre de este 2023, último del sexenio que encabeza López Obrador, creador de una imaginaria transformación, se auto adjudicó potestad para mandar al diablo a los poderes Judicial y Legislativo, y aparecer solo ante el pueblo como único dueño del país en su calidad de representante del Poder Ejecutivo y con derecho absoluto de recordar, únicamente él, y nadie más de los poderes legítimamente constituidos, la gesta heroica de los Niños Héroes…
Lo mismo hizo la noche del 15 de septiembre y todo esto hizo recordar aquel momento en que don Andrés dijo textualmente “al diablo con sus instituciones”, expresión que llamó la atención de estudiosos internacionales…
Y como se esperaba, el asunto se desbordó de comentarios en las “benditas redes”, donde no lo bajaron de misógino y recordaron las diversas ocasiones que ha demostrado su desprecio por las mujeres que salen a protestar en las calles…
¿Será que de verdad el inquilino de Palacio Nacional tiene animadversión por las mujeres y más por las empoderadas y por ello no invitó a las tres damas que en este momento representan a los poderes Judicial y Legislativo?...
Sea lo que sea, que la historia se lo demande…