Un domingo antes de terminar el mes de marzo pasado, el periódico El Universal publicó lo siguiente a ocho columnas: “Despliegue de la Guardia Nacional tiene nulo impacto en seguridad. Su presencia no disminuye ilícitos…

“Aunque la corporación ha sido ampliamente desplegada en el país, su efectividad ha sido poco contundente, muestra un análisis de El Universal…

“La comisión de delitos como homicidio, feminicidio, violación, narcomenudeo, extorsión y secuestro, entre otros, se mantienen en las mismas tendencias”…

Y ese mismo domingo, el periódico La Jornada, profundo adorado del presidente Andrés Manuel López Obrador, publicó lo siguiente en espacio destacado de su contraportada… 

“Inegi: el costo de la corrupción en la CDMX es el más alto del país. Alcanza seis mil 471 pesos por víctima, casi el doble de la media nacional. Actos frecuentes entre autoridades de seguridad pública y justicia”…

Así las cosas, entonces por qué el inquilino de Palacio Nacional se empeña en hacer creer desde sus mañaneras al avispado y sabio pueblo que México es muy seguro, que su Guardia Nacional fue un atino y que la ciudadanía está feliz, feliz, feliz porque se acabó la corrupción…

Mejor que todo lo que analizamos aquí siga quedando para la reflexión…

¿O no?... 

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