Si las versiones recogidas por nuestros sabuesos informativos entre el equipo de Claudia Sheinbaum Pardo van en dirección correcta, hay dos etiquetas que le están quitando el sueño a esta mujer que busca convertirse en primera mujer en llegar a la Presidencia de la República…
Una es que pase a la historia como aquella costumbre que tenían los expresidentes de pretender seguir gobernando después de dejar el cargo y hacer pasar a su sucesor como auténticos títeres de la silla presidencial…
Pero ahora se le ha metido otra preocupación todavía más delicada que no solo le atormenta, sino que le provoca tremendos temores, más que fundamentados, por todo lo que encierra este asunto…
Se trata de pasar a la historia como como la primera mujer que el crimen organizado la llevó a ocupar la primera magistratura del país, pero sobre todo, quedar atrapada entre los odios que se profesan esas bandas, con las consecuencias consabidas…
Y vaya que doña Claudia tiene mucha razón, pero hay algo más que le inquieta cada vez con mayor notoriedad, y es la forma en que su jefe, maestro y guía político-espiritual, Andrés Manuel López Obrador, atiza el asunto de narco-presidente con que lo está etiquetando sus adversarios políticos…
A querer o no, la forma en que se auto publicita desde el púlpito de las mañaneras con esos reclamos relacionados con la actividad de los malosos, don Andrés está arrastrando a su “corcholata” a escenarios que, también a querer o no, repercuten y aumentan negativos entre el sabio, mucha pieza y avispado pueblo que está feliz, feliz, feliz y feliz…
¿Será…?
Ponto se sabrá…