*Se llama Porfirio y se apellida Muñoz Ledo

Porfirio Muñoz Ledo es uno de los políticos de izquierda más congruentes a lo largo de toda una vida: desde sus años veintes aún antes de egresar de la Facultad de Derecho de la UNAM, definió la meta que lo ha guiado hasta la fecha: la reforma del Estado.

Quienes creen que la historia de una vida es la lista de puestos de poder y el monto de los ingresos de una persona, no pueden comprender a actores sociales como PML, quien aceptó invitaciones a colaborar o buscó puestos estratégicos con el único objeto de llegar a un lugar desde donde elaborar, explicar, convencer y luchar por el mismo objetivo: la reforma del Estado.

Sin embargo, fue lo brillante, agresivo e inobjetable de su inteligencia que, en vez de allanarle el camino, reveló la falta de estatura de los políticos incapaces de enriquecer o incluso comprender el tema planteado por PML.

Y, de manera incomprensible, también le alzó rivalidades de algunos compañeros, hoy reunidos con un frente de detractores que, en vez de analizar las ideas y debatirlas, utilizan lo superfluo de cualquier carrera política para silenciar lo profundo y determinante de las ideas, cuando las hay, como es el caso de Muñoz Ledo.

Este personaje público es ciertamente, como el 99% de los mexicanos, machista inconsciente, pero su conducta pública siempre ha sido respetuosa con las mujeres, lo afirmamos quienes lo conocemos personalmente desde que ya era un joven constitucionalista. Y es por este camino que lo invitaron a ocupar puestos de decisión, en diversos sexenios, donde siempre hizo un papel profesional encomiable y nunca se enriqueció aprovechando los recursos del erario cuando su entorno era de una deshonestidad obscena.

La experiencia como observador y actor privilegiado de la política mexicana, lo llevó a ser conocido y respetado por la socialdemocracia europea, representada por sus líderes, como Miterrand en Francia -entre otros- y los grupos parlamentarios y los estudiantes de universidades de todo ese continente.

Hoy día, nadie, dentro de Morena, podría construir un verdadero partido con el desorden que es el Movimiento, hasta ahora incapaz de hacer honor al estatuto de partido político por el que votamos millones de mexicanos. Y es que, entre sus militantes (y simpatizantes), aún hay muchos que no han comprendido del todo lo que significa la 4T.

Paradójica y contrariamente a la derecha que sí lo ha comprendido, y, por lo mismo, echa espuma verde de bilis en mensajes indignos de una "oposición" política, convertidos en francos enemigos. Debemos ver más allá del 2024, honrar a nuestro líder, el presidente, continuando la brecha que él nos ha abierto con inteligencia humana y social. Si fracasa el Partido en esta primera coyuntura, no habremos sido dignos de AMLO ni de la historia.

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