Migración: La historia interminable (III)

El 2 de febrero de 1848, los Estados Unidos se apropiaron de dos millones y medio de kilómetros cuadrados después de humillar a sus vecinos con un pago de 15 de millones de pesos, pero tuvieron que seguir importando trabajadores y pobladores para construir los ferrocarriles, el tendido del telégrafo, poblar las tierras recién adquiridas y masacrar a sus antiguos pobladores.

El flujo migratorio nunca ha se ha detenido: “entre 1836 y 1914, más de 30 millones de migrantes europeos llegaron a los Estados Unidos. Tan solo en 1907 llegaron más de un millón 285 mil personas y para 1910, había ya más de 13.5 millones de inmigrantes viviendo en una nación con 92 millones de habitantes”*.

Mientras tanto al conmemorarse el centenario de la Independencia, México tenía 15 millones 200 mil orgullosos e independientes pobladores que un año después empezarían a entrematarse durante una década con una furia muy parecida a la de tlaxcaltecas contra mexicas.

Llegó la Primera Guerra Mundial (I G.M) y EE.UU. se retiró del asedio en Veracruz, muchos mexicanos se refugiaron en ese país para huir de los enfrentamientos entre los revolucionarios, que destrozarían la economía provocando que para las décadas siguientes aumentara la migración de trabajadores a ese país. Y mientras los gringos se mataban en su aborrecida Europa, los mexicanos trabajaban con ahínco y esmero en tierras que alguna vez fueron suyas, y sus dirigentes habían perdido… como quien pierde un mal amor.

El Programa Bracero (la historia interminable)

En 1941 después del bombardeo a Pearl Harbor y el ingreso de los vecinos a la II G.M., nace un programa de larga duración.  Hay que señalar que el Programa Bracero funcionó a lo largo de 22 años (1942-1964). Tuvo sus altas y sus bajas, pero no se puede decir que un convenio bilateral que funcionó durante dos décadas y movilizó a cerca de cinco millones de trabajadores haya sido un fracaso. Pero como en política nada dura o se valora más allá del periodo en que está en funciones el presidente, siempre- sin excepción posible- se le acusará de insuficiente o de ser total y completo fracaso.

Y como bien señala Jorge Durand (El Programa Bracero (1942-1964) Un Balance Crítico)** sobre este tema: “La historia de la migración México−Estados Unidos nos ha enseñado que en el mercado de trabajo binacional, si no hay arreglo por la vía formal, el arreglo se da de facto.

Es decir, los empleadores contratan a los trabajadores indocumentados que sean necesarios y el gobierno se encarga de expulsar los excedentes. La buena marcha de la economía justifica la impunidad de la cual gozan los empresarios y la persecución de los «ilegales» se explica ante la opinión pública, los medios y los electores, por el trabajo de los políticos”**.

Y en aras de resumir y concretar en muy pocas palabras, Durand lo sintetiza así:

“Como quiera, hay dos asuntos que son muy difíciles de solucionar y que forman parte de la idiosincrasia nacional de cada país. “En México, el problema de la corrupción es un cáncer que carcome todo el sistema político y el entramado social. Los contratos braceros estuvieron siempre enlodados y manchados por la corrupción de nivel alto, medio y bajo.

Lo mismo sucede en la actualidad con las visas H2A y H2B para trabajadores temporales. Y el problema se agrava porque, además de la corrupción, campea la impunidad. Por su parte, en Estados Unidos, la marcada tendencia a la sobreexplotación de la mano de obra forma parte inexorable del modo de ser del empleador.

El espíritu protestante del capitalismo estadounidense se expresa en la imposición de ritmos intensivos de trabajo, control de tiempos y movimientos, traslado de todos los costos posibles al trabajador (transporte, vivienda, seguros), así como la fijación del nivel salarial más bajo posible, hasta donde el bracero aguante**.

1970-2020 (medio Siglo de Cinismo)

A finales de los años 60, el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, respondió que efectivamente: “México funcionaba como el trampolín de las drogas… porque la alberca estaba en los Estados Unidos”.

Al igual que sucede desde los años 70, cuando el insufrible caradura del presidente norteamericano Richard M. Nixon, declaró la guerra contra las drogas, las primeras víctimas propicias fueron los trabajadores indocumentados, quienes bajo la “sospecha” de ayudar en el “contrabando hormiga” de los estupefacientes, fueron criminalizados por las autoridades para no enfrentar de manera seria y sistemática a los patrones y empleadores. Se procedió a definir a la migración “ilegal” (no documentada), como una amenaza de seguridad nacional, y ya no como una falta administrativa al sistema de migración yanqui.

Pero como no hay presidente de EE.UU. que no se distinga por enfrentar a los malos (bad guys)- bien sean europeos, musulmanes, árabes, turcos, rusos, chinos-… los que sean. Con Ronald Reagan se inventó al  “Imperio del mal” que era nada más ni nada menos que la misma Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, que pasaba por una serie de calamidades económicas que el buen Tío Sam supo aprovechar para terminar de dislocar su estabilidad político-financiera y para finales de los 80 ese país se derrumbaba ante los ojos atónitos del mundo, mientras Reagan en un esfuerzo político encomiable logró quitar la soga de los migrantes y por primera vez después de la II GM se modificó y reformó la ley migratoria de ese país lo que permitió darle ciudadanía a más de 2 millones 700 mil personas.

Como dijimos más tardó Reagan en lograr la aprobación de su ley que los norteamericanos en desobedecerla abiertamente y reiniciar el caos del que ahora se quejan y culpan a… Honduras, Guatemala, Salvador y obviamente no podía faltar México.

*https://blog.remitly.com/es/inmigracion/breve-historia-de-la-migracion-en-los-estados-unidos/#:~:

**https://www.redalyc.org/pdf/660/66000902.pdf

Save
Cookies user preferences
We use cookies to ensure you to get the best experience on our website. If you decline the use of cookies, this website may not function as expected.
Accept all
Decline all
Analytics
Tools used to analyze the data to measure the effectiveness of a website and to understand how it works.
Google Analytics
Accept
Decline
Unknown
Unknown
Accept
Decline