Desatado estuvo el viernes pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador y parte de su mal humor lo descargó contra quienes dejó encargado su partido Morena y contra el diputado federal Porfirio Muñoz Ledo, quien va con todo para apoderase del liderazgo de este organismo político…

Así respondió a una de las preguntas que le plantearon a modo durante su mañanera de ese día: “No, es que yo quiero ser dirigente, porque así trasciendo en lo personal. Lo importante es pensar en los demás, si no hay amor al prójimo no se es buen dirigente. El individualista, el egoísta, el que le da la espalda al que sufre no es buen dirigente ni es buen político, es un convenenciero, un arribista, un oportunista, un falsario y ya basta de eso, estamos en una etapa nueva”… Tómala barbón, como dicen los chavos… Entre quienes saben de política ¿hay alguna duda de que las anteriores etiquetas fueron auténticos dardos a la yugular de don Porfirio?... La guerra, pues, entre el morenismo conspicuo, está a todo lo que da y lo que falta… Estamos pendientes, porque don Andrés comienza a dar señales que no dejará lo que le pertenece, aunque diga lo contrario…