Por Scott Ritter, coronel de EEUU en retiro

13 nov 2023 Traducción por Marco Tulio Culebro B. Las tropas de parapente de Hamas cruzan hacia Israel el 7 de octubre de 2023. Hay una obviedad que a menudo cito cuando discuto los diversos enfoques analíticos para evaluar la amplia variedad de problemas geopolíticos a los que se enfrenta el mundo de hoy: no se puede resolver un problema si no se define correctamente.

La esencia de mi argumento es bastante simple: cualquier solución que no tenga nada que ver con el problema involucrado no es, literalmente, solución alguna. Israel califica el ataque llevado a cabo por Hamas, en las diversas bases militares y asentamientos militarizados israelíes (o kibutz, que en su totalidad comprenden una parte importante del sistema de barrera de Gaza), como “acto terrorismo masivo”.

Y lo equipara con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos. Israel apoya esta caracterización citando el número de personas asesinadas (unas 1.200 víctimas, es decir, una nueva revisión a la baja emitida por Israel después de darse cuenta de que 200 de los muertos eran combatientes palestinos) y detallando una amplia variedad de atrocidades, que afirma, fueron perpetradas por Hamas, incluidas violaciones masivas, decapitación de niños y asesinato de civiles israelíes desarmados.

El problema con dicho alegato es que es demostrablemente falso y/o engañoso. Esto, porque cerca de un tercio de las víctimas israelíes eran militares, personal de seguridad y policía. (Es decir, no civiles). Además, resulta que el asesino número uno de israelíes el fatídico 7 de octubre no fue Hamas o alguna otra facción palestina, sino el propio ejército israelí.

El video publicado recientemente muestra a helicópteros Apache israelíes disparando indiscriminadamente contra civiles quienes intentaban huir del lugar del concierto “Supernova Sucot “celebrado en desierto abierto cerca del Kibbutz Re’im.

Los pilotos al disparar no fueron capaces de distinguir entre civiles y combatientes de Hamas. Muchos de los vehículos que el gobierno israelí ha mostrado como ejemplo de la perfidia de Hamas fueron en realidad destruidos por dichos helicópteros. Del mismo modo, el gobierno israelí ha hecho amplia publicidad de lo que está llamando la «masacre de Re’im», citando el número total de muertos solamente en el kibutz de unos 112 civiles que, afirma, fueron asesinados por Hamas.

Sin embargo, los relatos de testigos presenciales, tanto de civiles israelíes sobrevivientes como de personal militar involucrado en los combates, muestran que la gran mayoría de los muertes cayeron a causa del fuego de soldados y tanques israelíes dirigidos a edificios donde los civiles se escondían o dónde estaban siendo retenidos como rehenes por combatientes de Hamas.

El ejército israelí tardó dos días en recuperar Re’im. Sólo lo hizo después de que los tanques dispararan contra las residencias civiles, colapsando las viviendas sobre sus ocupantes muchas incendiadas por lo que hubo cuerpos consumidos por el fuego.

El gobierno israelí ha hecho público cómo ha tenido que hacer uso de los servicios de los arqueólogos forenses para identificar restos humanos en el Kibutz, como si Hamas hubiese quemado las casas con todo y ocupantes. Pero el hecho es que fueron los tanques israelíes los que hicieron tal destrucción y asesinato. Imágenes de helicópteros Apache israelíes de ataques contra civiles israelíes, 7 de octubre de 2023.

El gobierno israelí trata al kibutz como puramente civil, sin embargo, ha dado a conocer cómo los equipos de seguridad armados de los llamados residentes «civiles», pudieron movilizarse a tiempo para repeler con éxito a los atacantes de Hamas en algunos casos. La realidad es que cada kibutz tenía que ser tratado por Hamas como un campamento armado, y como tal, asaltado como objetivo militar, por el simple hecho de que lo son todos ellos.

Además, sabían que Israel reubicó varios batallones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Cisjordania, dónde cada kibutz había sido reforzado por un escuadrón de alrededor de 20 soldados de las FDI . Dado que Hamas había planeado este ataque durante más de un año, Hamas tuvo que asumir que estos 20 soldados de las FDI todavía estaban ubicados en cada Kibutz, y actuar en consecuencia.

El gobierno israelí ha tenido que dar marcha atrás en sus afirmaciones de que Hamas decapitó a 40 niños ya que no ha proporcionado ninguna evidencia creíble, ni de que Hamas estuviera involucrado en la violación o agresión sexual a una sola mujer israelí. Los relatos de testigos presenciales describen a los combatientes de Hamas como disciplinados, decididos y mortales en el ataque, y, sin embargo, corteses y amables cuando tratan con cautivos civiles.

Surge la pregunta de por qué el gobierno israelí haría todo lo posible por fabricar una narrativa diseñada para apoyar la caracterización falsa y engañosa del ataque del 7 de octubre de Hamas contra el sistema de barrera de Gaza como un acto de terrorismo. La respuesta es tan inquietante como clara a la vez, porque lo que sucedió el 7 de octubre no fue un ataque terrorista, sino una operación militar.

La diferencia entre los dos términos (terrorismo u operación militar) es la misma que existe entre la noche y el día: Al etiquetar los eventos del 7 de octubre como actos de terrorismo, Israel transfiere la culpa de las enormes pérdidas de sus servicios militares, de seguridad e inteligencia, a Hamas. Sin embargo, si Israel reconociera que lo que hecho por Hamas fue de hecho un ataque, una operación militar, entonces la competencia de los servicios militares, de seguridad e inteligencia israelíes se ponen en tela de juicio, al igual que el liderazgo político responsable de supervisar y dirigir sus operaciones.

Y si eres el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, esto es lo último que quieres. Benjamín Netanyahu está luchando por su supervivencia política. Ya se enfrentaba de por sí a una crisis, después de haber presionado para que se aprobase la legislación que reescribió la Ley Básica de Israel de una manera que colocaba al poder judicial israelí bajo el control del Knesset (Parlamento que él domina) y poniendolo en los hechos en el mismo nivel que su gobierno (lo que pone en entredicho a Israel como la «mayor democracia de Oriente Medio»).

Este acto puso a Israel al borde de una guerra civil, con cientos de miles de manifestantes tomando las calles para denunciar a Netanyahu. Lo que hace que las acciones de Netanyahu sean aún más despreciables dado que representaron un juego de poder desnudo diseñado para evitar que el sistema judicial israelí lo juzgara por varias acusaciones creíbles de corrupción que, si Netanyahu fuera declarado culpable (una probabilidad lejana), lo habrían puesto en la cárcel durante muchos años. Netanyahu se promovía a sí mismo como el principal defensor de Israel, especializado en las amenazas a las que se enfrenta ése país desde el extranjero y cómo quien sabía la mejor manera de responder.

Ha abogado abiertamente por una confrontación militar con Irán por su programa nuclear. Netanyahu también es un defensor del sionismo político en su aplicación más extrema y ha promovido la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania. Sus colonos utilizan tácticas que desplazan por la fuerza a los palestinos de sus hogares y aldeas, como parte de un plan general para crear un «Israel más grande» que refleje el de los tiempos bíblicos.

Parte de la estrategia de Netanyahu para lograr este sueño de un «Israel más grande» es debilitar al pueblo palestino y a su gobierno hasta el punto de anularlos, impidiéndoles así lograr su sueño de obtener un Estado palestino independiente. Para facilitar esta estrategia, Netanyahu, en el transcurso de las últimas dos décadas, ha promovido el crecimiento de Hamas como organización política.

El propósito de tal apoyo es simple: al promover a Hamas, Netanyahu debilita a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el órgano de gobierno del pueblo palestino, encabezado por su presidente, Mahmoud Abbas. El plan estaba funcionando: Así, en septiembre de 2020 Netanyahu firmó los Acuerdos de Abraham, una serie de compromisos bilaterales negociados por la administración del entonces presidente Donald Trump que buscaba la normalización de las relaciones entre Israel y varios Estados Árabes del Golfo, todo a expensas de una nación palestina independiente.

Antes del ataque de Hamas el 7 de octubre, Israel estaba a punto de normalizar las relaciones con Arabia Saudita, un acto que habría demostrado ser el último clavo en el ataúd del estado palestino. Una de las principales razones del progreso de Israel en este sentido fue su éxito en la creación de una división política entre Hamas y la Autoridad Palestina. Sin embargo, el 7 de octubre, este éxito fue arrastrado por la victoria que Hamas logró sobre las FDI.

El medio preciso por el cual tuvo lugar esta victoria es tema para otro momento. Pero los elementos básicos de esta victoria están bien establecidos. Hamas neutralizó efectivamente los cacareados servicios de inteligencia de Israel, cegándolos ante la posibilidad de un ataque de este alcance y escala. Cuando ocurrió el ataque, Hamas fue capaz de apuntar con precisión a los propios nodos de vigilancia y comunicación en los que confiaban las FDI para movilizar cualquier respuesta, precisamente, en caso de un ataque. Tanque Merkhava israelí capturado, 7 de octubre de 2023.

Dos batallones de la Brigada Golán fueron derrotados, al igual que elementos de otras unidades de las FDI muy alabadas. Hamas golpeó la sede de la División de Gaza, el centro de inteligencia local y otras importantes instalaciones de mando y control con una precisión brutal, convirtiendo lo que debería haber sido un tiempo de respuesta de cinco minutos en muchas horas, tiempo más que suficiente para que los atacantes llevaran a cabo uno de sus objetivos principales: la toma de rehenes.

Lo hicieron con extrema competencia, regresando a Gaza con más de 230 soldados y civiles israelíes. A propósito el manual del Cuerpo de Infantería de Marina (estadounidense) define una incursión como «una operación, generalmente a pequeña escala, que implica una rápida penetración en territorio hostil para asegurar información, confundir al enemigo o destruir sus instalaciones». “Termina con una retirada planificada al finalizar la misión asignada».

Esto es precisamente lo que hizo Hamas el 7 de octubre. ¿Cuáles eran los objetivos del ataque? Según Hamas, el propósito detrás de la incursión del 7 de octubre era triple. En primer lugar, reafirmar el derecho del pueblo palestino a una patria no contemplada en los Acuerdos de Abraham. En segundo lugar, liberar a los más de 10.000 palestinos prisioneros por Israel, la mayoría sin haber sido acusados de un delito, y sin la menor noción de un debido proceso.

En tercer lugar, devolver la santidad de la mezquita Al Aqsa en Jerusalén, el tercer lugar más sagrado del Islam, que había sido profanado repetidamente por las fuerzas de seguridad israelíes en los últimos años. Fuerzas Especiales de Hamas (pie de foto) Para lograr éstos objetivos, la incursión del 7 de octubre necesitaba crear las condiciones necesarias para la victoria.

Esto se logró humillando a Israel lo suficiente como para provocar un resultado predecible: la implementación de la Doctrina Dahiya de castigo colectivo contra la población civil de Gaza, combinada con un ataque terrestre a Gaza que atraería a las FDI a lo que en realidad era una emboscada de Hamas. La toma de rehenes estaba destinada a proporcionar a Hamas una influencia negociadora para la liberación de los 10.000 prisioneros retenidos por Israel.

El bombardeo israelí y la invasión de Gaza han dado lugar a la repulsa internacional contra Israel mientras el mundo reacciona ante el desastre humanitario que se desarrolla a la vista de todos. Las calles de las principales ciudades de todo el mundo están llenas de manifestantes enojados que se manifiestan en nombre del pueblo palestino y del Estado palestino. Estados Unidos ahora ha virado hacia la solución de los dos Estados, algo que el Acuerdo de Abraham fue diseñado para evitar a toda costa, como única manera de avanzar hacia la paz en Oriente Medio. Estados Unidos nunca habrían dicho esto el 6 de octubre.

El hecho de que Estados Unidos haya adoptado esta postura se debe al ataque de Hamas del 7. Asistentes a la Reunión de los Estados Islámicos en Arabia Saudí (pie de foto) Israel está en negociaciones con Estados Unidos y otros paises sobre un posible intercambio de prisioneros que involucre a los rehenes de Hamas y a ciertas categorías de prisioneros políticos (mujeres y niños) en poder de Israel (sí, tienes razón, niños).

Y ahora se entiende la sabiduría de la decisión de Hamas de tomar como rehenes a los niños israelíes. Insisto, tal posibilidad nunca habría ocurrido si no fuera por la incursión de Hamas del 7 de octubre. Y en Arabia Saudita, la mayor reunión de naciones islámicas de la historia moderna se convocó para discutir la crisis de Gaza. Uno de los principales temas de la agenda es el tema de la mezquita de Al Aqsa y el fin de la profanación israelí. Esta fue una discusión que nunca habría tenido lugar si no fuera por el ataque de Hamas del 7 de octubre.

No hace falta decir que la incursión desató una tormenta de brutal respuesta en forma de bombas, proyectiles y balas contra la población civil de Gaza. Estas son personas a las que, durante casi ocho décadas, se les ha negado una patria propia por parte de los israelíes, que desalojaron violentamente a los palestinos de la tierra que actualmente se llama Israel en uno de los mayores actos de limpieza étnica de la historia moderna: la Nakba, o catástrofe, desde 1948.

La destrucción de Gaza por las fuerzas israelíes, octubre de 2023 (pie de foto) Estas son personas que han sufrido privaciones incalculables a manos de sus ocupantes israelíes mientras esperan el momento en que vean cumplir el sueño de una patria palestina hecho realidad. Saben que una patria Palestina no se puede realizar mientras Israel esté gobernado por aquellos que abrazan la noción de un Israel Mayor (Eretz), y que la única manera de eliminar a esas personas es derrotándolos políticamente, y que la única manera de desencadenar su derrota política, es derrotarlos militarmente.

Hamas está logrando todo esto. Pero hay un precio que pagar, un precio alto. Los franceses perdieron 20 000 civiles para alcanzar la liberación de Normandía en el verano de 1944. Hasta ahora, los civiles palestinos de Gaza han perdido 12 000 civiles muertos en el esfuerzo liderado por Hamas por derrotar militarmente a sus ocupantes israelíes. Ese precio aumentará en los próximos días y semanas.

Pero es un precio que se debe pagar si hay alguna posibilidad de tener una patria palestina. El sacrificio del pueblo palestino ha obligado al mundo árabe e islámico a pronunciarse ya que, con pocas excepciones, permanecía mudo frente a las atrocidades llevadas a cabo por Israel contra el pueblo palestino. Ninguno había recogido la causa del Estado palestino cuestionada por los Acuerdos de Abraham.

Sólo por el sufrimiento del pueblo palestino alguien está prestando atención a la causa del estado palestino hoy en día. O por el bienestar de los prisioneros palestinos detenidos por Israel. O por la santidad de la mezquita de Al Aqsa. Éstos eran los objetivos declarados de Hamas al lanzar su ataque del 7 de octubre. Y todos se están logrando mientras hablamos. Solo por las acciones de Hamas y por los sacrificios del pueblo palestino hablamos hoy de ello. Lo que hace que el asalto de Hamas a Israel del 7 de octubre sea la incursión militar más exitosa de este siglo.