Acusa la Iglesia Católica

Una vez más el alto mando de la Iglesia Católica alzó su voz ante los recientes sangrientos hechos ocurridos en el penal de Juárez en Chihuahua y el operativo para detener a Ovidio Guzmán en Culiacán, Sinaloa, y pidió al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador que atienda el clamor del pueblo de vivir en paz, sin la constante amenaza de la delincuencia organizada.

Así lo publicó este domingo en su editorial del periódico Desde la Fe que edita semanalmente:

“México necesita recuperar la paz; ser arquitectos y artesanos de paz es una tarea en la que debemos estar comprometidos todos, en una alianza común y en colaboración constante con las autoridades de los distintos niveles”.

“Los recientes acontecimientos han mostrado un evidente control que ejerce la delincuencia en las cárceles, como quedó de manifiesto en Ciudad Juárez, y el dominio de territorios enteros en manos del crimen organizado, como en Sinaloa.

“Por ello, la primera conclusión es muy clara: el Estado mexicano tiene la capacidad de controlar a la delincuencia cuando se lo propone, a través de las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional y las policías estatales y en segundo lugar, cuando la ley se aplica para que no haya impunidad ante los delitos, se puede evitar que crezca la inseguridad, la violencia y la descomposición social.

“Estos hechos deben hacer reflexionar con mucha seriedad al actual gobierno de la República Mexicana para revisar sus estrategias de seguridad, hasta ahora rebasadas por el crimen organizado, en detrimento de la sociedad civil, que se mantiene azotada por un sinfín de acciones delincuenciales: masacres, asesinatos, feminicidios, secuestros, asaltos en carreteras y transporte público, extorsiones en todos los niveles de producción y comercio.

“Detener a un criminal, por más peligroso que sea, no soluciona nuestros problemas. Si el gobierno no ejerce ante el crimen organizado su responsabilidad para aplicar el Estado de derecho y evitar la impunidad, los mexicanos seguiremos siendo rehenes de los delincuentes.

“La clase política, en particular, debe propiciar el diálogo entre las distintas corrientes, convergiendo en la deseada recuperación de la paz y la unidad, que beneficia a la ciudadanía. La división no nos lleva a ninguna parte.

“Que cada uno aporte lo que le corresponde: las estructuras de justicia, los ambientes laborales, las instituciones educativas, la sociedad en general. Todos unidos y trabajando por la recuperación de la paz.

“La Iglesia tiene muy claro su compromiso: ser factor de diálogo y de reconciliación en orden a la construcción de la paz; ser portadora, también, cuando la situación lo exige, de una palabra de denuncia y conversión, tal como lo ha hecho ahora la Conferencia del Episcopado Mexicano al exigir a todos los grupos criminales recapacitar ante el dolor y el sufrimiento que ocasionan a sus propios hermanos.

“¡Basta de tanta violencia que sigue manchando de sangre la historia de nuestro querido país!”.

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