*Evitar normalizar las violencias y recuperar la capacidad de indignación

Ya no podemos permanecer callados ante la ineficacia de gobiernos, crímenes de Estado, corrupción, inseguridad, abandono de la población y devastación de la República.

Por eso llamo a la población a recuperar la capacidad de indignación para alzar la voz, exigir paz, reclamar justicia y detener la destrucción de la República, como un contundente exhorto a la sociedad a no normalizar las violencias que consumen a México.

Ya no podemos permanecer callados ante la ineficacia de gobiernos, crímenes de Estado, corrupción, inseguridad, abandono de la población y devastación de la República. El inicio del nuevo gobierno es el mejor momento de denunciar y actuar para cambiar el rumbo.

Lamentamos que el país viva situaciones sociales tan graves ante la indiferencia de gobiernos y población, quienes voltean para otro lado y hacen como que no pasa nada. Por ello pregunto: ¿Cuándo fue que México dejó de indignarse y comenzó a aceptar la violencia como nuestro pan de cada día?

Esta pregunta busca sacudir a la sociedad y provocar la reflexión y, sobre todo, encender una llama de indignación, pues la sociedad mexicana parece haber perdido la capacidad de indignarse, de alzar la voz, de reclamar justicia. Hoy la crisis nos asfixia y parece que estamos paralizados.

Recordemos que hace algunos años la sociedad se escandalizaba cuando se cometía un asesinato, una desaparición o un feminicidio. Actualmente en la nación se registran cerca de 100 asesinatos diarios, desaparece una persona cada 40 minutos y se cometen dos feminicidios al día. Y parece que no pasa nada.

Como el más claro ejemplo de las problemáticas que enfrenta el país están las madres buscadoras, feministas agredidas, maestros a los que no se les paga, jubilados que no reciben sus recursos, campesinos que exigen apoyos, indígenas que piden inclusión y trabajadores del Poder Judicial que se movilizan por toda la nación, sectores que no son escuchados por sus autoridades.

Una muestra más, son los ataques contra menores de edad, que unían a la sociedad en la exigencia de justicia. Hoy 14 niñas, niños y adolescentes desaparecen diariamente en México. Cada hora ocurren cuatro abusos sexuales, 6.4 millones de personas entre 3 y 18 años no van a la escuela y el 9.89 por ciento de la población menor de 18 años vive en pobreza. Y parece que no pasa nada.

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