*Triunfo inobjetable de Andrés Manuel López Obrador

La reunión con Andrés Manuel López Obrador, candidato ganador de la elección presidencial del pasado 1 de julio, para trazar el proceso de la transición y de entrega entre los Gobiernos saliente y entrante, una vez que se declare la validez de la elección y reciba su constancia como Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, proyecta certidumbre hacia el exterior, hacia los mexicanos mismos, de que en un proceso cívico, de respeto y ordenado podamos hacer esta transición.

Reitero la voluntad muy comprometida de parte del Gobierno de la República de tener toda la disposición para con él y para con sus colaboradores, para poder empezar este proceso de transición entre el Gobierno saliente y el Gobierno entrante.

La jornada electoral del pasado domingo fue ordenada, cívica, armoniosa, y demostró a los mexicanos mismos que tenemos vocación democrática y que cada cierto tiempo nos damos el espacio para reflexionar sobre las distintas propuestas y los personajes que compiten en cada elección, para realmente elegir de manera mayoritaria a quién confiar las distintas responsabilidades.

En el caso muy particular de la elección de la Presidencia de la República hay claramente un ganador, que fue reconocido por las demás expresiones políticas y por un servidor. Como Presidente de la República reconozco a quien obtuvo una victoria clara, contundente e inobjetable.

Reconozco la participación de todos aquellos que participaron en esta competencia política. Unos ganaron, otros perdieron, pero todos acreditaron, al final de cuentas, la vitalidad de nuestra democracia, una que hemos venido fortaleciendo y que es para bien de México.

Así son las competencias en el ámbito deportivo y en el ámbito de la política, y al final de cuentas deben dejar, cada una de estas competencias, la satisfacción de haber podido participar en ellas, en la responsabilidad que cada quien tiene, como la que tuvo el Gobierno de garantizar un ambiente ordenado, de tranquilidad y de paz para que tuviera lugar una jornada política y electoral ordenada, cívica y

tranquila que se tradujera en una fiesta de la democracia.