Muy reflexiva esa medida que acaban de dar a conocer los indígenas del municipio Ocosingo, en el estado de Chiapas, localizado al sur de México, donde indígenas tzeltales se indignaron por las promesas incumplidas de su presidente municipal Gilberto Rodríguez y decidieron aplicar medidas severamente correctivas…
Resulta que este político, profundo adorador del morenismo que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo a los mismos indígenas que tiene todo el apoyo de su partido para buscar la reelección en el cargo y por ello pidió licencia para iniciar su campaña con ese objetivo…
Y para seguir burlándose de sus “gobernados”, don Gilberto dejó en su lugar a Alonso Pérez Sánchez, quien se está despachando con la cuchara grande en lugar de atender la demanda de obras públicas y demás servicios ofrecidos por don Gilberto…
Por ello los indígenas se armaron de valor y acudieron a detener a don Alonso para meterlo a la cárcel y mandar el mensaje de que es la única forma de acabar con la corrupción de los políticos, trátese de quien se trate, y apareció en primera plana él y dos de sus colaboradores, tras las rejas en fotografías difundidas por el periódico Reforma que tanto odia don Andrés…
Si bien esto ocurrió en una población tan lejana de la capital del país, en ambas partes se registran hechos similares, pues en la Ciudad de México cada vez hay más pueblo sabio y mucha pieza que sufre peligrosas deficiencias en la obra pública, como el agua contaminada que acaba de ocurrir, constante interrupción del Metro por deficiente mantenimiento en la infraestructura, inflación y creciente inseguridad pública…
¿Y quién incumplió en el 2018 la promesa de que esto no se volvería a padecer en las 16 alcaldías de la CDMX?...
Le atinó, pero la pregunta es si los felices, felices y muy felices habitantes de la capital mexicana se deciden a aplicar los mismos correctivos que aplicaron los valientes, valientes y muy valientes indígenas tzeltales…
Que quede para la reflexión…