*Leona Vicario de Quintana Roo

Continuación y final: A partir de entonces su vida coincidió con la del intelectual y político yucateco, siempre al servicio de la insurgencia y del Congreso Insurgente. En la ciudad de Oaxaca, recién liberada por José María Morelos, se encontró con el resto de sus amigos, entre ellos Carlos María Bustamante, quien escribió a Morelos contándole las aventuras de la joven. Se conocen las cartas que el líder insurgente envió a Leona desde Chilpancingo; preocupado por su situación, decidió recompensarla con una asignación económica en nombre del Supremo Congreso, más tarde ratificada y aprobada por el propio Congreso, el 22 de diciembre de 1813.

Siguiendo al Congreso que, forzado por la persecución de los realistas, peregrinó de una población a otra a lo largo de 1814 y gran parte de 1815, se mantuvo Leona acompañando a su marido, éste en condición de diputado y enseguida vicepresidente y presidente en funciones de la asamblea popular, mientras se elegía generalísimo a Morelos, se proclamaba la Independencia de la América mexicana y se daba a conocer en Apatzingán el texto completo de la Constitución de México. Leona siguió colaborando y trabajó en El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano.

Finalmente, capturado y muerto José María Morelos y disuelto el Congreso por las propias facciones insurgentes enfrentadas, Leona y su marido se escondieron en la zona de Michoacán, rechazando los repetidos indultos que les llegaban desde la capital, donde su tío Agustín Pomposo seguía con pesadumbre y resignación las peripecias de su sobrina, tratando de influir primero en el ánimo del general Félix Calleja y más tarde en el virrey Ruiz de Apodaca.

Delatados en 1817, Leona fue capturada en una cueva, junto a Achipixtla, cuando acababa de dar a luz su primera hija, a la que pusieron por nombre Genoveva, en recuerdo de la de Brabante.

En esta ocasión, la petición de clemencia en favor de su esposa formulada por Quintana Roo, que prometió entregarse, fue aceptada por el virrey. De este modo se acogieron a su indulto y fueron confinados en la ciudad de Toluca, donde permanecieron en completo retiro hasta 1820.

En julio de este año se celebró en Toluca el feliz acontecimiento de la jura de la Constitución de Cádiz, con cuyo motivo escribió Leona Vicario un poema titulado La libertad y la tiranía. En agosto de este mismo año regresaron a la ciudad de México y, consumada la independencia y en compensación por la pérdida de sus bienes familiares, el Congreso de la República concedió a Leona Vicario, en la sesión celebrada el 8 de agosto de 1823 y como respuesta a la representación elevada por ella misma, una liquidación en metálico y una hacienda de labor, pulque y ganado llamada Ocotepec, en los llanos de Apam, además de tres casas en la ciudad de México.

En 1827 el Congreso del Estado de Coahuila y Texas acordaron que la villa de Saltillo se denominase en adelante Leona Vicario, constando en el expediente de concesión la respuesta agradecida de "la mujer fuerte de la Independencia", como ya era por entonces conocida.

Más tarde, con una segunda hija a la que llamaron Dolores, en recuerdo de la villa en la que Hidalgo proclamó la rebelión de 1810, siguió las vicisitudes políticas, periodísticas y poéticas de su esposo, a quien defendió y por quien peleó cuando el presidente Anastasio Bustamante decidió su persecución y condena como represalia por las campañas de prensa que se difundían desde El Federalista, editado gracias a los recursos de Leona.

Fue muy comentado el incidente ocurrido en febrero de 1831, cuando algunos policías secretos visitaron su casa, en busca de complicidades y como maniobra de intimidación, lo que le motivó a solicitar una entrevista con Bustamante y a enviar unas cartas de protesta ante El Sol, el periódico oficial.

A estas protestas contestó El Sol pocos días después: "En prueba de imparcialidad insertamos hoy una carta que nos ha dirigido la señorita (sic) doña Leona Vicario, esposa de don Andrés Quintana Roo, a la cual dio cosquillas una visita hecha por dos jefes de cuya educación y sentimientos no es creíble fueran a la casa de dicha señora a cometer faltas y mucho menos crímenes…"

Pocos días después El Federalista publicó una larga relación de lo sucedido suscrita por la esposa ofendida. Ello dio lugar a una larga polémica de prensa en la que intervinieron El Sol, El Registro Oficial y el propio Secretario de Relaciones, Lucas Alamán, líder indiscutible del partido en el poder, a quien Quintana Roo acusaba de "querer ultrajar un nombre respetable".

La carta firmada por Leona y dirigida a Alamán, fechada el 2 de abril, está llena de hermosos conceptos de elevado patriotismo: "Mi objeto en querer desmentir la impostura de que mi patriotismo tuvo por origen el amor, no es otro que el muy justo deseo de que mi memoria no pase a mis nietos con la fea nota de haber yo sido una atronada que abandoné mi casa por seguir a un amante.

Todo México supo que mi fuga fue de una prisión y que ésta no la originó el amor, sino el haberme apresado a un correo que mandaba yo a los antiguos patriotas Confiese usted, señor Alamán, que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres: que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los deseos de gloria y libertad para la patria no les son unos sentimientos extraños; antes bien suelen obrar en ellas con más vigor. Son más desinteresados y parece que no buscan más recompensa que la de que sean aceptados."

En 1833 Quintana Roo fue nombrado Secretario de Justicia de un gobierno liberal, y aunque renunció meses después por disentir de las decisiones que tomaba el partido del general Santa Anna, desde 1835 y hasta el final de su vida permaneció como Magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Pocos años después, el 21 de agosto de 1842, falleció Leona Vicario en la ciudad de México, rodeada de su esposo y de sus dos hijas. Hasta el final de su vida había seguido escribiendo y opinando, tanto en las páginas de El Federalista como en las tertulias literarias y políticas que había sabido impulsar y a las que asistió siempre lo más granado de la sociedad liberal.

Reposó inicialmente, junto con los restos de Quintana Roo, en la Rotonda de los Hombres Ilustres, pero desde 1910 sus cenizas se encuentran depositadas en la cripta de la Columna de la Independencia, en el Paseo de la Reforma. Fuente: Biografías de Grandes Personajes. Segunda parte y final…

LOS ESCENARIOS NACIONALES RECREARÁN LA NUEVA VERSIÓN DE LA ÓPERA AURA, DE MARIO LAVISTA

El buen lector será el más favorecido, puesto que la controversial novela, publicada en 1962 por Carlos Fuentes (1928-2012), se tradujo al lenguaje operístico por Mario Lavista en 1989 (estrenada en el Palacio de Bellas Artes, en el marco del V Festival del Centro Histórico), y este año regresa a los escenarios en una nueva versión desarrollada por Escénica Ensamble, A.C. para honrar la vida y obra del compositor mexicano.

El proyecto es apoyado por el programa México en Escena, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), y la propuesta se inserta en la programación especial del centenario del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris y del 40 aniversario del Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez, organizado por la Coordinación Nacional de Música y Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

El equipo creativo lo integran Gabriela Díaz Alatriste en la dirección concertadora de la Orquesta Filarmónica Mexiquense; Óscar Altamirano en el diseño de escenografía y utilería, Carlos Arce en el diseño de iluminación, Rafael Blázquez, en el diseño de proyecciones; Gabriel Ancira en el diseño de vestuario, maquillaje y peinado; Pamela Garduño en la producción ejecutiva y Ragnar Conde en la dirección escénica.

La Orquesta Filarmónica Mexiquense, amenizará el programa: Aura, Celebrando a Mario Lavista; y será estrenada el sábado 22 y domingo 23 de septiembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, ópera dotada de elementos estéticos del surrealismo desarrollado por la artista española Remedios Varo. Y anotemos que esta nueva versión de la ópera Aura, celebra los 75 años de edad del compositor Mario Lavista, con la participarán de la soprano Alejandra Sandoval, en el papel de “Aura”, así como la mezzosoprano Carla Lopez-Speziale dará vida a “Consuelo”, el tenor Alonso Sicairos-León a “Felipe” y el barítono Carlos López al “General Llorente.

Boletos en taquilla y en el sistema Tickectmaster. Consultas de Teatros CDMX, visite: http://www.teatros.cultura.cdmx.gob. mx. Fuente: Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

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