*A los periodistas… ¡Feliz vanidad!…

Hace varios años que no correspondía esta fecha significativa con el mismo día de publicación de la columna. No me queda más que felicitarlos cordialmente a todos ustedes en este día. ¡Feliz Navidad!

¿Qué aspiramos?: Salud. Paz. Cordialidad. Seguridad. Bienestar.

Desarrollo. Felicidad y muchas otras cosas que nos hagan sentir bien.

El lunes pasado, celebramos la comida anual de Circo Volador donde estuvimos juntos todos los que participamos ahí.

En el 2020 no hubo comida. En el 2021 hicimos una pequeña reunión. Pero en esta última ocasión estuvimos todos.

Enfrentamos la pandemia. Cerramos el sitio. Desaparecieron todas nuestras actividades… Y “Reinventarnos” no ha sido nada sencillo.

Para este día —como recuerdo de estas fechas— le presento el escrito de uno de nuestros antiguos estudiantes, Erik Mayorga, quien —en el 2016— firmó un texto muy sugerente: “El arte de ser joven”.

Le muestro una pequeña síntesis.

EL ARTE DE SER JOVEN

“Al entrar en el salón fue como remontarse en el tiempo… Las paredes frías y el telón roído, descolorido por el paso de los años. Las sillas se conservan en batalla, firmes ante el tiempo, desgastadas por el uso.

El ánimo se relajaba al interior del recinto. El eco revelaba un caminar. A unos diez metros de la puerta emergía una figura entre sombras: Alejandro Jodorowsky. El psicochamán, de modales humildes y palabras irreverentes… en ataque a la moral.

Pasé por él a las 10 de la mañana a su hotel, en un domingo, y él preguntaba: ¿Tú crees que en un domingo en la mañana haya gente que esté dispuesta a asistir a una conferencia?

Cuando llegamos, disipamos las dudas. En Circo Volador había cerca de mil 500 espectadores esperando su llegada.

Una mujer representaba a la muerte y deambulaba por el espacio. Su vestido era blanco y caía suavemente sobre su figura. Su rostro reflejaba una calavera. Y caminaba por todo el lugar en una especie de performance sugestivo.

La miró Alejandro Jodorowsky, sonrió y subió al micrófono para dar un brevísimo discurso: ‘Soy Alejandro Jodorowsky. Tengo 70 años… Y sigo cogiendo. Muchas gracias’.

Eso no fue todo lo que dijo, porque al final aclaró: ‘Si tienen alguna pregunta, estoy a sus órdenes’.

A partir de ese momento llovieron las preguntas sobre sus películas, sus obras de teatro, la vez que destrozó un piano a machetazos, sus lecturas del tarot, su vida amorosa… Y muchas cosas más.

Jodorowsky nos regaló una reunión única de tres horas, en respuesta a las preguntas de los oyentes.

En el Circo Volador los graffitis dejaron de ser meros símbolos cabalísticos para convertirse en gritos de protesta.

Una vez más, el viejo Cine Francisco Villa sufría una nueva metamorfosis, dando vida al Centro de Arte y Cultura, Circo Volador: ‘Donde todos somos iguales...porque somos diferentes’.

GENERANDO ESPACIOS

“En 1987, el Gobierno Federal no tenía políticas estructuradas para enfrentar el problema del surgimiento de bandas juveniles violentas en las zonas populares.        

El Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue la dependencia encargada de realizar ese diagnóstico.

El Doctor Héctor Castillo Berthier, sociólogo, investigador, coordinador de la Unidad de Estudios Sobre la Juventud, fue el comisionado.

El proyecto: Juventud y Cultura Popular en la Ciudad de México (1987-1988), dio como resultado que: La escuela había dejado de ser un mecanismo de ascenso social. La familia estaba muy desestructurada (con un 39 por ciento de madres solteras). El empleo fomentaba la informalidad. La policía era corrupta. No había un referente institucional, lo que generaba muchas situaciones de conflicto.

Pensamos en hacer algo con la cultura —no como en Bellas Artes— sino algo que fuera una ‘Cultura Común’, para crear una Investigación Social Aplicada.

Se monitoreó desde la estación de radio en el 105.7 FM —en Estereojoven— el potencial de los chavos.  Después de siete años de trabajo, se fundó el Circo Volador para desarrollar el nuevo espacio, con una visión de largo plazo.

La propuesta de Circo fue: Llenar espacios donde hay ausencia de autoridades; Consolidar una agrupación fuerte desde la perspectiva de la sociedad civil; Que tenga una presencia autónoma; Que no dependa de las políticas públicas, ni de los financiamientos oficiales, ni de los cambios sexenales; Y, conseguir que tenga una vida propia.

El cine Francisco Villa, en Calzada de la Viga 146, Col. Jamaica, Alcaldía Venustiano Carranza —frente al Metro La Viga— fue construido por el Departamento del Distrito Federal (DDF) a fines de los años sesenta.

Abandonado el cine por más de doce años, se consiguió con el DDF un Permiso Administrativo Temporal Revocable.

En una superficie de 2 mil 182 metros cuadrados, se impulsó un espacio de cultura alternativa que funciona como observatorio permanente de y para la juventud de México.

Diversas propuestas artísticas multidisciplinarias y multiculturales se han acogido en las estrategias medulares del Circo Volador.

Los jóvenes han encontrado un lugar para manifestarse política e ideológicamente… Se convirtió en un territorio donde el arte no pide disculpas ni rinde tributos.

La Ciudad de México es un lugar con enormes carencias económicas y políticas, desigualdades de pensamiento y género.

Grandes bloques de la población son excluidos por las instituciones y medios de difusión.

Encontrar una combinación entre ‘la cultura cotidiana y la juventud’ —no desde una visión parcializada, sino transformada en una acción integral, que genera convivencias e interacciones entre los diversos sectores de la sociedad— ha sido la meta del Circo Volador.

El Circo Volador se ha vuelto cuna de ilusiones para muchos jóvenes.  Se les escucha y se les orienta, con herramientas que les permiten transformar sus inquietudes culturales”.

Hoy, muchas cosas han cambiado en la ciudad.

Existen nuevas políticas y estrategias que habrá que analizar.

Pero Circo Volador sigue, impulsando los cambios que demandan las nuevas generaciones.

Aquí seguimos… Disfrute mucho de sus fiestas.

LA CUEVA DEL DELFÍN

Reflexionar sobre la juventud, significa asumir que no existe una sola realidad… Están presentes una infinidad de realidades… Con una gran variedad de términos intermedios… En ellos debemos trabajar.

¡Vientos huracanados!, si no me trae nada Santaclós nos veremos por acá el próximo sábado...

Comentarios, quejas y lamentaciones: Facebook Héctor Castillo Berthier / Email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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