*¿Cancelar el tiempo aire fiscal no es “chayote”? 

*Conferencias de prensa, solo en Palacio Nacional

Entre algunos legisladores federales se comenta con insistencia que la tan cacareada afirmación del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre supuesta limpia de “chayoteros” en la mal llamada 4-T, es pura farsa, porque, según aseguran, comienzan a salir señales claras de que en este gobierno siguen las dádivas a algunos empresarios de los medios, reporteros y ahora hasta a los usuarios de las redes sociales que asisten a las mañaneras, mal llamados prensa alternativa.

Un sondeo de nuestros sabuesos informativos permitió detectar que los legisladores que saben del tema señalan que estas señales aparecieron con mayor claridad a partir de que López Obrador anunció que renuncia a los minutos de publicidad a que están obligados los concesionarios de radio y televisión.

Esta decisión unilateral del presidente, a decir de expertos en medios de comunicación, de devolver a las teles y radio los tiempos fiscales es totalmente anticonstitucional, debido a que no puede ser ejecutada mediante un decreto desde el Ejecutivo, ya que esos beneficios fiscales están precisados en la Ley Federal de Radio y Televisión desde 1969 y es el Poder Legislativo quien debe reformar, en todo caso, si se deroga o se modifican los criterios de dicha ley.

Por lo tanto, con estos fundamentos, queda claro que si el Poder Ejecutivo “chayoteó” a los concesionarios con esos tiempos, toda la demás publicidad que sale en los medios electrónicos, escritos y portales de internet insulsos promocionando a diputados, senadores y funcionarios de dependencias federales, son otros auténticos “chayotes”.

Esto no quiere decir que esté mal, pues al fin y al cabo de todo mundo es sabido que ningún medio vive sólo de su tiraje o penetración, sino de la publicidad oficial y privada que se gana con el tiempo de circulación que le ha permitido tener lectores, escuchas y televidentes cautivos, porque de ahí parten cadenas de transmisión de notas informativas.

Pero cuando se patrocina a portales, revistas o periódicos que surgen de la noche a la mañana, pretendiendo ponerlos a competir desde el gobierno con los que ya tienen en suma mucha audiencia de fácil medición, quiérase que no, es franca corrupción.

Así las cosas, empeñarse en cacarear que se acabaron los “chayotes”, que no son iguales, que son limpios y puros, en un modelo social de imposible transformación por lo enquistado del sistema informativo entre la población, lo único que se exhibe es un gobierno mal llamado de la “cuarta transformación”, gabinete presidencial sometido por un liderazgo que ejerce su terquedad por sobre todas las cosas y un quehacer de la vida nacional que todos los días comienza con el mismo show “informativo”, como han calificado a las mañaneras algunos periódicos de otros países, porque está más dirigido a reseñar  las pifias de sus antecesores y pasajes de la historia de México.

Además, algunos comunicadores de la mal llamada “cuarta transformación” comentan en corto que en Palacio Nacional se dio la orden de que nadie se mueva hasta que el jefe lo disponga y nadie del gabinete puede convocar a conferencia de prensa fuera del recinto presidencial.

Que quede para la reflexión.

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