Por José Santos Navarro Monroy

Como jefe de información en ese tramo del fraude, me tocó vivir la siguiente historia dentro del periódico La Prensa.

Una noche, albergada la redacción en el estacionamiento, mientras el viejo edificio de La Prensa se remodelaba ya con -presunto- capital de Abedrop y del periódico el País, socio minoritario, el subdirector Augusto Corro me llamó a su oficina. Me dijo que los nuevos dueños lo invitaron a continuar con ellos. Motivo por el cual, me pidió notificarle al señor Nieto -reportero que cubría Presidencia- que dejara su oficia y se sumara en el área de redacción.

Además de informarle que su secretaria pasaría al área de reporteros y, que Mario Samayoa dejaría de apoyarlo en su columna.

Cuando se lo comente, el señor Nieto, sonrió. Lo pensó. Confirmó: "te lo dijo Corro". Respondí sí. Me pidió que le buscara un buen lugar para su escritorio. Salí de su oficina e inició la breve mudanza.

No pasó más de media hora, cuando el señor Nieto entró a la oficina del señor Corro. No transcurrieron ni cinco minutos y el señor Nieto salió esbozando una sonrisa.

Minutos después el ayudante José, nervioso y contrariado me dijo: "Ya valió madre todo... ya renunció Corro". En efecto comenzaron a sacar cajas y cajas de documentos de su oficina.

Corro pidió a Pérez Veitez se hiciera cargo de la edición del periódico. No pasaba de las 9 de la noche.

Luego la secretaria de Corro me comentó que por instrucciones del señor Corro, ella no sabía nada de él. Ni su teléfono de casa, ni donde vivía, cuando los españoles preguntaran por él. Salió Corro huyendo. No se le volvió a ver. Días después renunciaron Moctezuma y Luis Muñiz.

Llegó la nueva administración del periódico español del señor Jesús de Polanco y, el socio mayoritario, Carlos Abedrop Dávila quien trajo como director general a Manuel Alonso. Todo iba viento en popa, cuando llegó el cambio de gobierno: Ernesto Zedillo por Carlos Salinas de Gortari. El pleito entre ambos era del dominio público.

Una de las primeras decisiones de Zedillo fue quitarle la Cooperativa La Prensa a Abedrop y a los españoles, pero, en lugar de hacer justicia y devolver el periódico a los cooperativista -auténticos dueños-, se los regaló a Mario Vázquez Raña. Que bueno que este caso siga vivo ante la Justicia... hay esperanza de recobrar el patrimonio de casi 500 familias.

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