En Morena son más severos

A una semana de las elecciones, en todos los partidos hay golpeteo interno y fuego amigo

Por Héctor Tenorio

Las campañas presidenciales llegaron prematuramente a su término, el interés del electorado se trasladó al Mundial de Rusia. El inesperado e histórico triunfo de la selección nacional sobre Alemania, hizo más evidente tal cuestión, el país estalló en júbilo, las expectativas deportivas se fueron a las nubes.

JÚBILO: Por Héctor Tenorio

*Tiempos de futbol

Las campañas presidenciales llegaron prematuramente a su término, el interés del electorado se trasladó al Mundial de Rusia. El inesperado e histórico triunfo de la selección nacional sobre Alemania, hizo más evidente tal cuestión, el país estalló en júbilo, las expectativas deportivas se fueron a las nubes.

El más afectado de que el enojo social se transformara en borrachera colectiva fue Andrés Manuel López Obrador. Quedó trunco su llamado a votar ciegamente por todos los candidatos de Morena, sin importar que algunos estén envueltos en escándalos, como sería el caso de la senadora Layda Sansores, quien facturó gastos personales a nombre del Senado de la República, poniendo en peligro la posibilidad de ganar la alcaldía capitalina de Álvaro Obregón.

Siguiendo este hilo conductor, no es extraño que en el círculo cercano a Yeidckol Polevnsky, presidenta nacional Morena, exista preocupación, y no exactamente de perder la elección, para ellos la ventaja de AMLO es irreversible. El problema es que la supuesta victoria no sería tan amplia como indican las encuestas, temen no obtener la mayoría en las dos Cámaras.

La dirigente morenista concentra su esfuerzo en reforzar las distintas campañas, no le interesa que cargo ostentará en el supuesto gabinete de López Obrador, (aunque podría ser titular de la secretaria de Economía).

Respecto a los golpes bajos que ha recibido de TV Azteca, donde la han exhibido durmiéndose durante un debate de una de sus candidatas o en situaciones incómodas con el candidato presidencial Ricardo Anaya. Son obra de Esteban Moctezuma que le declaró la guerra y utiliza sus influencias en ese medio de comunicación.

Del otro lado de la trinchera, los candidatos presidenciables que van rezagados, Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade Kuribreña se desangran en un acalorado intercambio de ataques, buscan apoderarse del segundo lugar.

En su lógica creen que desde esa posición podrían dar la batalla en la última semana. Ambos coinciden en que nada se ha definido, consideran que las encuestas suelen equivocarse. Apelan al odio y al miedo que despierta el tabasqueño.

Ahora bien, como parte de la estrategia de Anaya Cortés se introdujo la figura del Presidente de la República, planteando un posible juicio contra el mandatario. Al no funcionar sus asesores pretenden filtrar la idea de que en el remoto caso de alzarse con la victoria, Enrique Peña Nieto movería sus influencias en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para anular el resultado.

Volviendo a la realidad, los panistas prendieron las luces rojas, su socio político el PRD que gobierna la CDMX había asegurado que en la capital del país el narcotráfico estaba bajo control.

Sin embargo, la violencia se desató en una batalla campal entre dos bandas criminales originarias del barrio bravo de Tepito que se disputan el control de la Ciudad de México. El pasado 17 de junio aparecieron dos cuerpos desmembrados en la avenida Insurgentes. Morena tiene la mesa puesta, veremos si saben aprovecharla.

Mientras, no muy lejos de ahí, Meade Kuribreña insiste en cuestionar la honorabilidad del candidato Anaya, prometió llevarlo ante la justicia. En su contra juega la caída del peso ante el dólar y la embestida del presidente estadounidense Donald Trump al separar a los niños indocumentados de sus padres en campos de concentración, aunque luego tuvo que echar abajo la medida.

El último año de Peña Nieto se ha convertido en una verdadera pesadilla y cada día se pondrá peor.

Todo esto sucede en medio de los sueños que despierta el futbol, queda esperar que la selección nacional llegue lo más lejos posible.