* Una lana o te vas a la cárcel

Ya no es hora de polarización… Se acabaron los pleitos.

Finalmente, el gobierno de AMLO entró ya a la parte final de su sexenio.

No tengo ninguna duda de la evaluación positiva que recibe de millones de mexicanos que encontraron en él “una luz del mundo”. Son muchísimos y eso le permite a AMLO tener una muy alta tasa de aprobación.

Pero tendrá que pasar el tiempo para “evaluar” los verdaderos resultados de su gestión.

¿Cuáles serán los cambios en el sureste mexicano con el Tren Maya? ¿Qué sucederá con la Refinería de Dos Bocas? ¿Alcanzará el Felipe Ángeles a transformarse en un aeropuerto importante?... ¿Y cómo quedarán consolidadas las fuerzas militares después de AMLO?

Para todo eso aparecerá una respuesta en la que los Archivos Guacamaya y la investigación social tendrán mucho más que aportar.

Morena tiene muchas broncas internas, pero existe la posibilidad de continuidad en el proyecto de AMLO —en términos generales— al menos por seis años más.

Sin embargo, hay otro tipo de discontinuidad que tiene que ver con nuestra vida cotidiana y que también tendrá un peso importante en el momento de elegir al próximo presidente de México… Me refiero a las cuestiones obvias, como la seguridad en la CDMX.

Quizá en 2024 gane Claudia Sheinbaum, o Marcelo Ebrard la presidencia, pero los equipos de trabajo —de cada uno de ellos— son muy diferentes.

El de Ebrard, parece tener una mejor preparación y consolidación en conseguir objetivos reales, palpables.

El de Claudia Sheinbaum, se pierde entre alabar a AMLO y no solucionar los problemas existentes en la capital.

En la CDMX hay problemas en el cobro del agua, en la seguridad, en el ordenamiento urbano y hasta en su programa predilecto “Pilares”... que lleva ya tres directores distintos.

Como ejemplo de este asunto, le presento algunos hechos sucedidos recientemente con algunos conocidos, a quienes aprecio y respeto.

LAS FIESTAS PATRIAS

Tengo un gran amigo que conocí hace mucho, en tiempos de la Universidad.

Se trata de Porfirio (nombre ficticio) que estudió arquitectura y, después de terminar la carrera, decidió emigrar a Estados Unidos para trabajar por allá, en un país al que quiere y admira.

Se estableció en Los Ángeles, inicialmente en un barrio mexicano. Y, desde ahí, empezó a involucrarse en el mundo de las construcciones; los trabajadores; los nuevos materiales; los estilos; y se inscribió en una universidad californiana para acreditar en ese país sus estudios.

Lo hizo así y, con el tiempo, conoció a una joven abogada canadiense, hermosa y muy brillante con quien contrajo matrimonio.

Tuvieron dos hijos gemelos, Tom y Jerry (nombres también ficticios) con quienes viajaba de vez en cuando a México, mientras aprendían español.

A lo largo del tiempo hemos mantenido una estrecha relación entre nuestras familias y con nuestros hijos.

Recientemente, en las pasadas fiestas patrias, Tom y Jerry, con otros tres amigos, vinieron a celebrarlas en México.

Rentaron un apartamento por Airbnb en la Colonia Condesa, cerca del Parque México y ahí se hospedaron algunos días antes de viajar hacia Oaxaca.

Todo fue perfecto. Fue magnífico. Sus amigos disfrutaron de la tradicional hospitalidad mexicana.

El viernes 16 de septiembre, después de estar en la fiesta de un amigo que vive cerca de ahí, salieron de su casa y se encaminaron a su departamento.

Por el mercado de Tamaulipas, había una patrulla con sus dos tripulantes, estacionados y fumando… No le prestaron mayor atención.

Al acercarse a la esquina de su edificio, fueron interceptados por los policías.

-Buenas noches, —dijeron los guardias—.

-Good evening, —respondieron ellos—.

Entonces, los policías les empezaron a explicar que era muy peligroso caminar por la ciudad en la noche, porque había muchos problemas y mucha gente vendía droga, sobre todo a los extranjeros.

Los policías no sabían que Tom y Jerry y sus novias hablaban español. El único que no hablaba español era un australiano, altísimo, rubio, que los venía acompañando.

-¿Y ustedes traen droga?, —preguntaron los policías—.

-No, no traemos nada, —les contestó Tom en español—.

Pero los policías siguieron interrogándolos, les pidieron subir sus brazos y empezaron a esculcar sus ropas y sus mochilas.

El australiano estaba muy asustado. Tenía los brazos arriba mientras un policía dejó caer una bolsa atrás de él.

Cuando interrogaban al australiano, uno de los policías, le dijo a su compañero:

-¿No escuchaste nada pareja?, me pareció escuchar una bolsa que cayó.

El pareja asintió y mostró en el piso la bolsa que había tirado uno de los policías.

El policía la levantó, la vio, la olió y dijo:

-¿Esto?... parece cocaína. Parecen ser sobres de cocaína. Y ustedes deben saber que esto está prohibido en México y tendré que detenerlos. ¿Dónde viven? —les preguntó el policía—.

Tom y Jerry le respondieron es español. Le dijeron que son mexicanos, pero que viven en los Estados Unidos y que vinieron con unos amigos a disfrutar de las fiestas patrias.

Los policías les dijeron que si querían arreglar el asunto tenían que conseguir de inmediato 600 dólares para no levantar una denuncia.

El australiano temblaba de miedo. Se imaginaba caer preso en un país del tercer mundo por un delito que no había cometido. Y empezó a pedir que fueran al departamento.

Una de las chicas, vio una cámara que estaba encima y le dijo al policía:

-Podemos pedir los videos de la cámara para demostrar que a nuestro amigo no se le cayó nada. Él no tenía ninguna droga.

Tom y Jerry les dijeron que llamarían a sus amigos mexicanos para apoyarlos… Ellos no consumen drogas.

Los policías —finalmente— decidieron retirarse… No había sido tan sencillo extorsionar a estos “turistas”.

¿De estas cosas se enterará el Jefe de la Policía, don Omar García Harfuch? ¿No se erradicó ya la corrupción en la policía de la capital como lo presume la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum?

Habrá que preguntarles.

¿Y CON EL CAMBIO?

Si llega Claudia Sheinbaum a ser la candidata de Morena a la Presidencia en el 2024: ¿Qué hará Omar García Harfuch en seguridad a nivel nacional? ¿Funcionará?

La visión tercermundista de nuestro gobierno debe desaparecer.

LA CUEVA DEL DELFÍN

La percepción de seguridad en la ciudad y en el país no ha cambiado… Los policías no pudieron resolverla… ¿Lo harán los militares?... NPI.

¡Vientos huracanados!, si no me unen los desunidos nos veremos por acá el próximo sábado...

Comentarios, quejas y lamentaciones: Facebook Héctor Castillo Berthier / Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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