*Desigualdad en distribución del agua

Para no meternos en honduras y tecnicismos vayamos directo al grano; el Servicio Meteorológico Nacional informó que del 1 de enero al 3 de septiembre de 2023, a nivel nacional se registró 26.5 % menos lluvia que el promedio histórico de ese mismo periodo*, lo que sí es hablar claro y llano. Es decir nos falta la cuarta parte del agua de que normalmente disponíamos.

En lo que hace a la temperatura, durante la última semana de agosto y los primeros dos días de septiembre se observaron máximas mayores a 40 grados Celsius en Baja California, Chihuahua, Nuevo León, San Luis Potosí, Sonora y Tamaulipas. En este rubro se establecieron récords el 28 y 29 de agosto, en Mexicali, Baja California, y en San Luis Río Colorado, Sonora, donde los termómetros marcaron hasta 51.4 y 48.5 grados Celsius, respectivamente, con lo que se superaron las cifras de agosto de 2021*.

Una breve comparación en cuanto al almacenamiento de agua entre Julio que era de 59 mil 323 millones de metros cúbicos en las 210 presas más grandes del país, contra los 57 mil 860Mm3 de septiembre actual, nos evidencia la falta del líquido y conste que a la fecha, en la costa del Océano Pacífico se han registrado 10 de los sistemas ciclónicos pronosticados para este ciclo. En el Océano Atlántico se registraron dos más, por lo que se llegó a un total de 11 en la región.

  Cuando hablamos de la disponibilidad de agua potable la situación adquiere tintes en ocasiones dramáticos, ya que como documentó en agosto pasado la periodista Viri Ríos (El País 20/08/2023), de acuerdo a “las cifras oficiales, México nunca había tenido mejor acceso al agua. El 96% de las personas disponen de ella, un incremento de 20 puntos en 30 años. En el papel, México avanza hacia una cobertura perfecta de agua potable. Pero la realidad es distinta. Las cifras oficiales consideran que alguien tiene acceso al agua si su vivienda está conectada a la tubería pública, sin considerar si (efectivamente) la tubería tiene agua”.

Mencionar los casos de escasez de agua a todo lo largo y ancho del país sería redundante y poco útil, baste señalar que según la información disponible “salvo Benito Juárez, la alcaldía más rica de la ciudad, no hay un solo lugar donde los capitalinos reciban agua diaria”**. 

Conforme a investigaciones, reportajes e informes los problemas hídricos del país obedecen a sequía, falta de inversión pública y soluciones privatizadas insuficientes. Y como ejemplo de ello podemos mencionar infinidad de casos en que grandes corporaciones, agro-empresarios, políticos, incluso bancos gozan de concesiones para la explotación de agua, a costa de las necesidades de los municipios. Los casos de las represas de exgobernadores o de la ex ministra de la Corte, son excelentes ejemplos de cómo se puede aprovechar el poder y/o los contactos con los poderosos para obtener tales canonjías.

El abandono por parte del gobierno federal puede comprobarse con el dato siguiente: “En 2012, se destinaban 57.000 millones de pesos en acciones de abastecimiento y administración del agua, así como ordenación de aguas residuales, drenaje y alcantarillado. En 2023, el presupuesto aprobado ha caído 32% en términos reales, siendo de solo 38.500 millones, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público”**.

Y por si lo anterior no fuera suficiente evidencia del desorden y desigualdad de las concesiones para la explotación del recurso, se vuelve indispensable recordar que: “En México, el 75% del agua va a la agricultura, según datos de 2022 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), y la mayoría de esa agua es manejada por medio de concesiones otorgadas a Distritos de Riego que se usan en la agricultura.

Los Distritos de Riego son organismos privados que han dado vida a lo que la organización civil Agua Para Todos adecuadamente llama la hidrocracia. La hidrocracia son “individuos, familias y empresas que controlan las mesas directivas de los titulares de las concesiones” y logran así influir de manera determinante en la distribución del agua, los recursos públicos y hasta las cuotas que pagan los usuarios. Su poder es enorme. El 70% del volumen de aguas concesionadas están en manos de 2% de los titulares**.

“La Conagua solo tiene 141 inspectores para cubrir 427.000 concesiones de agua. Esto se presta a posibles explotaciones no sustentables de los acuíferos. En años recientes, las concesiones de agua incluso se prestan a la especulación. Según el colectivo Agua para Todos, bancos como JP Morgan, HSBC, Banorte, Citibank, entre otros, han adquirido concesiones para uso agrícola en áreas donde se estima que en el futuro será buen negocio vender agua”.

“Por ejemplo, Banco Azteca tiene una concesión en el Valle de México por 2,2 millones de metros cúbicos y BBVA tiene una en Nayarit por 2,1 millones”**.

Ahora bien para dimensionar prácticamente los consumos de agua, recordaremos que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una persona debería consumir en promedio 127 litros (3.8 metros cúbicos de agua al mes). Es decir; en una familia de 4 personas, el consumo promedio mensual debería de ser aproximadamente de15.4 metros cúbicos de agua. Sin embargo en México el consumo promedio diario por persona es de 350litros diarios (10.5m3) casi el triple de lo recomendado***. Y como ya es sabido mucho de ese líquido se desperdicia por el mal estado de las tuberías, bombas y sistemas.

A nivel agrícola permítame decirle que para regar adecuadamente una hectárea de limón con 232 árboles, se requieren 7mil 600m3 por año, o sea que para regar 220 Ha se requiere de un millón 879 mil metros cúbicos por año. Así que no dejarse engañar por los números.

Para una sola manzana se requieren 70 litros de agua; para una naranja, 50 litros; para una papa, 25 litros; o para producir una lechuga o un tomate, 13 litros de agua. Y curiosamente lo que más exporta México son frutas y legumbres, lo que quiere decir que literalmente estamos exportando agua en un país donde no la hay.

Efectivamente la producción de alimentos requiere de mucha agua, asunto que se podría remediar con adecuados apoyos al campo, entre muchos otros,  para sistemas tecnificados y computarizados de riego y adecuado suministro eléctrico, caminos vecinales, acceso a carreteras, puentes y como ya hemos dicho eliminar la lacra de los criminales que dominan amplias regiones productoras no sólo de frutas y verduras, sino de pollo, carne y un sinfín de productos y mercancías a ciencia y paciencia de las autoridades. Michoacán, Guanajuato, Colima, Veracruz, Sonora, Sinaloa y Tamaulipas son excelentes ejemplos de lo aquí señalado.  

“En enero de 2022, la Suprema Corte de Justicia determinó que el Congreso de la Unión tiene que emitir una Ley General de Aguas antes de agosto de 2024”**. Y de lo que ahí se decida depende en muy buena medida no solo la adecuada satisfacción de las necesidades de ese recurso, sino la producción agrícola, industrial y en buena parte la paz social.

Así que no nos confundamos, regalar dinero a los adultos mayores, las madres solteras, becas a los estudiantes y demás beneficios siempre serán agradecidos, pero cuando son a cambio de la producción de alimentos y la sustentabilidad del país, requiere de considerar sus repercusiones.

Ojalá y no se nos conviertan en el fruto envenado del quedar bien a cambio de votos ahora. Y las consecuencias las sufran nuestros hijos y nietos.

De veras hay que recapacitar sobre este tema.

Desde hace días en la página change.org hay una campaña de recolección de firmas bajo la siguiente denominación: ¡Unámonos por una Ley General de Aguas en México! #ActuaAhora #LeyGeneralDeAguas.

En esta ocasión agradezco al señor Víctor Iglesias González su amable colaboración para este trabajo.

*https://www.gob.mx/conagua/prensa/informe-semanal-del-comite-tecnico-de-operación

**https://elpais.com/mexico/2023-08-21/mexico-seco-las-cifras-ocultas

***https://onuhabitat.org.mx/index.php/comprender-las-dimensiones-del-problema-del-agua