*Diciembre… Cuentos y recuentos

Finalmente llegó la Noche Buena y la Navidad, y con ellas los afanes de evaluación del proceder propio y ajeno, a lo largo de un año lleno de sorpresas, desengaños, alegrías, sucesos extraños y panoramas de lo más variopinto, no imaginado y en ocasiones digno de examen psiquiátrico.

Nuestro México en tres años efectivamente se ha transformado más por capricho que por la gradual evolución que conlleva el desarrollo y la adecuada planeación que merece un país con más de 120 millones de habitantes.

Para empezar por segundo año consecutivo seguimos atemorizados, semi-recluidos por el Covid-19 y su pandilla de mutaciones hasta llegar al ómicron. Y lo que no se había visto en una muy buena cantidad de años, los médicos y los científicos siguen padeciendo como malqueridos ante la ignorancia declarada para combatir a un bicho que nos ha enseñado a conocer la importancia de saber guardar distancia y respeto por la naturaleza.

Pero el asunto lejos de desparecer se ha ido complicando cada vez más no sólo a nivel del combate contra el virus, sino que “la pandemia por COVID-19 ha provocado daños en la salud física de las personas contagiadas y un elevado número de muertes en todo el mundo, además ha tenido (y sigue teniendo) importantes consecuencias en los ámbitos social y económico, tanto a nivel mundial como local.

En Europa, según la OMS, los problemas de salud han aumentado durante la pandemia, con un claro aumento en los niveles de ansiedad y estrés. Varias encuestas muestran que alrededor de un tercio de las personas adultas reporta niveles de angustia. Entre la población más joven, esa cifra llega a 1 de cada 2 personas.

Los problemas de salud física, el aislamiento, la falta de contacto social, la dificultad en la conciliación con la vida personal, los cambios de hábitos, los problemas laborales, etc. empiezan a “pasar factura” a la salud mental de la población.

En España, y según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en el primer año de pandemia, un 6,4% de la población acudió a un profesional de la salud mental por algún tipo de síntoma, el mayor porcentaje (un 43,7%) por ansiedad y un 35,5% por depresión. Más del doble de las personas que han acudido a estos servicios de salud mental son mujeres”*.

Y al menos en lo que toca al Reino de España, la Confederación de Salud Mental de ese país, desde marzo de este 2021 recomendó en un boletín de prensa, entre otras cosas:

1.-  “Incluir a las personas con trastorno mental en los grupos prioritarios de vacunación contra el COVID-19, dado que tienen más riesgo de infectarse y, en  dado caso, de tener un peor pronóstico. En base a distintos estudios científicos, la ONU y la OMS respaldan esta priorización, especialmente en los grupos de población con problemas de salud mental graves, y países europeos como Dinamarca, Países Bajos y Alemania, ya han tomado medidas en este sentido.

2.- Llevar el debate de la salud mental a la Comisión Europea y que esta dictamine recomendaciones para que los estados miembros prioricen la inversión en atención a la salud mental.

3.-Aumento urgente de los recursos públicos destinados a la atención a la salud mental en España. La actual situación está teniendo importantes efectos sanitarios, sociales, económicos, laborales y personales, que afectan a la salud mental tanto de aquellas personas que ya tenían un problema de salud previo, como a aquellas otras que se encuentran en situación de riesgo de desarrollarlo.

4.- Acceso global, público, gratuito y universal a la atención a la salud mental. Las personas que lo necesiten deben poder acceder a estos servicios cuando, como y donde lo necesiten”*.

Como era de suponer en México, tanto López Obrador como su achichintle el “doctor muerte”, obviamente ni por equivocación se han enterado de estas recomendaciones… lejos de eso, ya la alcaldesa de México Tenochtitlan ha convertido el zócalo capitalino en una fiesta de pueblo, con tiovivo, rueda de la fortuna, tiro al blanco, payasos tirando pastelazos y demás atractivos que recuerdan la ferias del tabasco de los años 70.

Así pues, para no contribuir al malestar mental de muchos de nuestros conciudadanos, tal vez lo único que me quede sea recomendar que hagamos una cadena de oración solicitando al Todopoderoso que se apiade de nosotros y nos de consuelo y resignación para soportar los tres años que todavía nos faltan de penitencia, por andar votando fuera de nuestro juicio.

En esta fecha les recomiendo que en unión, cordialidad, respeto y armonía tengan unas excelentes fiestas y disfruten la compañía de sus seres queridos.

Y desde ahora les deseo lo mejor para 2022.

*https://consaludmental.org/sala-prensa/manifiesto-salud-mental-covid-19/ 

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