*Enron y los Mercados Alterados

El uso desde el poder de las mentiras piadosas y la alteración de los mecanismos que sí funcionan para ganar adeptos a una causa política o lograr ganancias fáciles, tarde o temprano generan crisis tan graves que terminan perjudicando a millones de personas.  El caso Enron a principios del siglo XXI es un excelente botón de muestra de lo que puede suceder con la contrarreforma eléctrica que en breve analizará el Congreso.

Enron fue una compañía que “milagrosamente” -podríamos decir-, llegó a las primeras planas del mundo entero cuando la periodista de Fortune, Bethany McLean, reveló en 2001 su ya célebre artículo ¿Esta Enron Sobrevaluada?, donde presentó la ilógica manera en que una empresa había pasado del número 141 al número 7 de las compañías más importantes de Estados Unidos en tan solo cinco años.

Pero como los milagros no son frecuentes y mucho menos en materia económica o energética, resulta que el milagro no fue tal, por el contrario, fue el mayor fraude en la historia de los Estados Unidos hasta ese momento.

Como muchas personas desconocen o ya olvidaron el caso Enron, de manera simplificada comenzaré por referirle lo que Wikipedia nos informa sobre esta empresa y cómo se vivía el mundo a principios de este siglo:     

“El vertiginoso crecimiento de Enron se produjo alineado al mayor “boom” que haya experimentado el mercado de valores norteamericano. La década de los años 90's había nacido enmarcada por la caída del Muro de Berlín (9 de noviembre de 1989), la disolución de la URSS (diciembre de 1991) y la consecuente desaparición del Comunismo. El fin de la Guerra Fría y la transformación de Estados Unidos en la única superpotencia mundial.

 En la segunda mitad de la década, los inversores fueron nuevamente seducidos ante la exuberancia de la denominada “Nueva Economía”, donde el crecimiento estaría basado ya no en la industria y la fabricación de bienes, sino en el conocimiento, la innovación y la tecnología. La burbuja del Internet y la ilusión de un mercado en continuo crecimiento marcaron el fin del siglo y allí estuvieron Enron, y sus directores Kenneth Lay y Jeffrey Skilling como principales animadores de la fiesta que nunca terminaría”.

“Sin embargo, el espejismo de la Nueva Era duraría poco: en marzo de 2000 se pinchó la burbuja de las empresas puntocom, provocando un estancamiento en los mercados, las inversiones y la economía general; el 11 de septiembre de 2001, fueron los atentados terroristas contra las Torres Gemelas y el Pentágono, símbolos del poderío económico y militar norteamericanos, que hasta ese entonces parecían inexpugnables; ochenta y dos días después caía Enron: símbolo del poderío norteamericano, de la desregulación, de la globalización y de la nueva economía; en síntesis, un símbolo de la década de los años 1990”*.

Pero de regreso a lo nuestro. Le diré que los señores de Enron, manipularon dolosamente la crisis energética de California a finales del 2000, cuando los precios de la electricidad se dispararon mientras se producían cortes y restricciones en el suministro, y para eso la compañía creaba excesos de demanda o congestiones artificiales cuya solución les reportaban beneficios millonarios. Es decir; se fabricaban sobredemandas artificiales llamadas “congestiones fantasma” y para solucionarlas, cobraban precios exorbitantes.

“Enron compraba en California electricidad a 250 dólares el megavatio/hora y la vendía fuera-del estado- a cinco veces ese precio. Tales supuestas “exportaciones de energía” contribuían a generar emergencias y restricciones en el abasto. Otras veces se adquiría electricidad, se vendía fuera del estado y se volvía a adquirir y revender a California como procedente del exterior y a precios muy superiores al tope fijado para la electricidad local” **.

En otras palabras, los “truquitos” consistían en apagar generadores de energía eléctrica que supuestamente estaban en mantenimiento, por lo que al haber menos energía pues se cobraba más cara; se exportaba la corriente y se volvía a comprar como importada y se creaban demandas inexistentes con lo que también se cobraba y; para dar apariencia de veracidad pues se provocaban apagones, restricciones y alteraciones en el suministro.

Los defraudadores se vendían y se compraban solos la misma electricidad, pero con sobreprecios enormes, que terminaban pagando los consumidores o el gobierno estatal. Tan fácil como eso.

Como ya se ha dicho hasta el cansancio actualmente la iniciativa privada genera el 62 por ciento de la energía eléctrica en el país y la Comisión Federal de Electricidad a duras penas podría producir el equivalente al 50% de la demanda nacional, aunque para ello tendría que echar mano de todos los combustibles fósiles que pueda sin importar la contaminación o destrucción que ello implique y la salud de trabajadores y vecinos de las plantas generadoras.

Pero el truquito de la CFE sería peor al de Enron, pero sin autoridad o regulador ninguno. Se pretende generar la electricidad con las plantas viejas e ineficientes con que cuenta y comprarle a los productores privados la energía más barata (tres o cuatro veces inferior) y venderla al precio que se le antoje; para eso existe el monopolio.

 Con la nueva ley (en caso de aprobarse):

Se extinguen la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH); sus estructuras y atribuciones se trasladan a la Secretaría de Energía.

La CFE determinará sus tarifas de transmisión, distribución y tarifas a usuarios finales.

Se cancelan todos los permisos de generación otorgados, los contratos de compraventa de electricidad, las diversas figuras de generación privada y las solicitudes pendientes de resolución.

Permisos de auto-abasto no serán reconocidos ni adquiridos por la CFE.

La generación excedente de los Productores Independientes de Energía (PIE) tampoco será reconocida.

Es el mismo Carrusel o Tiovivo de Enron, pero sin posibilidad de quejas o responsabilidad frente a autoridad alguna. Y ahora sí, presumirse como una “Compañía de Excelencia Mundial”, con la contabilidad y prácticas más tramposas del mundo***.

Ya le dije como eran las cosas a principios de siglo. Pero parece que hay muchos que todavía no se dan cuenta de ello.

Y aunque la canción dice “que 20 años no es nada”; en materia económica y tecnológica, esos 20 años son una eternidad; como del periodo Paleolítico al Neolítico. Y pretender regresar a como estaban las cosas hace 50 años, cuando el mercado de la energía era monopolio de Estado, pues es como querer regresar al Jurásico o al Cretácico. Con neandertales, dinosaurios y todo lo demás.

*https://es.wikipedia.org/wiki/Enron

**el país.com/diario/2002/05/08/economía/1020808820_850215.html

***https://www.mexicoevalua.org/los-graves-e-innecesarios-danos-que-podria-causar-una-nueva-reformaenergetica/

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