*“Hora que la Nación Demande”
Algo que al parecer se ha olvidado o es tomado a la ligera, como parte complementaria del protocolo en la Toma de Protesta del Presidente de la República, es la contenida en el artículo 87 de la Constitución; la frase terminal que a la letra dice “y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.”
En el tercer párrafo del mismo artículo 87, adicionada en agosto de 2012, claramente señala que en caso de que el mandatario “no pudiere rendir la protesta ante el Congreso de la Unión, ante la Comisión Permanente o ante las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión, lo hará de inmediato ante el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”*.
Lo cual dicho en otras palabras; en caso de que el Poder Legislativo por cualquier razón (o sinrazón) no le permitiese rendir protesta, la única instancia con todos los poderes para investirle legalmente con las facultades para ejercer el cargo sería precisamente el Poder Judicial por conducto del presidente de la SCJN.
Así que cuando se trata de saber en dónde reside la legalidad y la formalidad de los actos solemnes de nuestro país en materia de legalidad y solidez constitucional por supuesto que el Poder Judicial lleva la mano y primacía sobre cualquier otro. Y aunque ningún poder es superior a otro. ¡¡Sin Ley no hay poder!!
Por eso cuando uno escucha los dislates, aberraciones y desvaríos, de “no me vengan que la ley es la Ley”, pues desgraciadamente presenciamos los delirios de un demente.
Esa última frase sobre que la nación puede demandar, no está de adorno; el primero en mencionarla fue Venustiano Carranza en 1917 quien al protestar la nueva Carta Magna, expresó: “Si no lo hiciere así, la nación me lo demande”.
Y así fue; tres años más tarde, el 21 de mayo de 1920, “El Varón de Cuatro Ciénegas” fue asesinado en Tlaxcalaltongo, Puebla, por órdenes del general Rodolfo Herrero, quien planeó su ejecución, y a los mismos acompañantes de Carranza para que no fueran acusados de falta al honor militar”.
Por azares del destino el asesinato de Carranza, favoreció a Álvaro Obregón, que buscaba la Presidencia de la República, y con él a todos los sonorenses de Agua Prieta con los que tuvo diferencias.
En el caso de mi general Álvaro Obregón Salido, mejor conocido como el “Manco de Celaya”, ocho años después también lo demandó la Nación el 17 de Julio de 1928, cuando supuestamente el señor León Toral le disparó seis tiros con su pistola calibre 32, pero según la autopsia correspondiente, el individuo presentaba “diecinueve heridas: siete con orificio de entrada, de seis milímetros, una de ellas con dos orificios de salida; otra con orificio de entrada de siete milímetros; una más de ocho milímetros; otra de once milímetros, con orificio de salida; y seis “con orificio de entrada de proyectiles”; aunque en el documento no se especifican sus dimensiones, en el de autopsia se reconoce que fueron causadas por proyectiles calibre 45”**.
Aunque el mayor médico cirujano Juan G. Saldaña, no especificó dimensiones, sí quedó escrito que “las demás lesiones, necesariamente mortales, fueron causadas con pistolas de calibre 7 milímetros, de 8, de 38 especial y una o varias pistolas calibre 45. Lo anterior, en buena lógica, significa que hubo seis o más tiradores, incluyendo a León Toral”***.
Por lo que, como usted comprenderá las versiones y declaraciones oficiales distan mucho de ser apegadas a la realidad y mucho menos a la verdad. Como a diario sucede con el circo mañanero.
Vivir en Palacios
El motivo de que los presidentes no siguieran viviendo en palacios se debió a que “Lázaro Cárdenas consideró que vivir en el Castillo de Chapultepec era un exceso y un lujo, razón por la que trasladó la residencia presidencial a una finca urbana cerca del Bosque de Chapultepec”****. Que entonces “era una residencia austera”, con goteras, ratones, tlacuaches, búhos y demás problemas de vivir en el antiguo Rancho de La Hormiga.
Y resulta 84 años después, un demagogo populachero de medio pelo escogió el palacio donde vivió y murió Benito Juárez García, para hacerlo su domicilio, oficina, lugar de recreo, solaz y esparcimiento, pasándose a la torera toda la historia y significado que tiene (para los que sí lo saben) vivir en ese lugar.
Los cínicos de la 4T por supuesto ya olvidaron y dudo que alguna vez se enteraron del por qué Tata Lázaro salió del impresionante Castillo de Chapultepec, puesto que ahora caprichosamente el mesías tropical vive como el Rey de Inglaterra versión 4 corrupta, en una joya histórica, dándole el peor trato posible.
No sé si alguien ya le habrá dicho a AMLO que Palacio Nacional tiene “mala vibra” para los presidentes, al menos la tuvo para dos de ellos.
Me refiero a los atentados que sufrieron el nopalito Pascual Ortíz Rubio y don Manuel Ávila Camacho.
El primero recibió varios disparos el día de su toma de posesión el 5 de febrero de 1930 cuando se retiraba de Palacio Nacional y catorce años después, el 10 de abril de 1944 también en el Palacio Nacional, el general Ávila Camacho fue balaceado por el teniente Antonio de la Lama Rojas”.
Por buena suerte el presidente “llevaba un chaleco blindado que le salvó la vida, y, con mucha calma se arrojó sobre el agresor y lo llevó a su despacho para hablar con él”***. Posteriormente cuando fue entregado a la policía apareció muerto poco después, y corren versiones de que fue el propio Maximino Ávila Camacho quien lo asesinó.
Obviamente no espero que la nación vaya a demandar a AMLO como le sucedió a varios de sus antecesores y también inquilinos de ese palacio. Pero como ya vimos, a veces los señores del poder sólo entienden a la brava. “Me canso ganso”.
La Constitución como el Estado de Derecho, al igual que el territorio, la bandera, el Ejército Mexicano, la Marina Armada, son irrenunciables e intocables, entonces ¿¡¡Cómo se pretende modificar al Poder Judicial por antojo, ocurrencia o capricho de un individuo, por poderoso que éste sea!!?
Como ya vimos desde el principio, es al Poder Judicial al que corresponde velar y salvaguardar la Constitución y otorgar las facultades e imponer las sanciones correspondientes.
Ya es tiempo de modificar la Constitución para quitar los poderes extra legales y extra judiciales de que hace uso y abuso el Poder Ejecutivo, para de una vez por todas establecer las adecuadas reglas de convivencia entre poderes para que ahora sí: ¡¡La Nación demande y castigue judicialmente a los y las que se lo merecen!!
Insisto ¡¡Ya es tiempo que la defensa de la Nación se traduzca en hechos concretos!! Y no en una frase abstracta sin forma de aplicarla.
Como mera referencia les recuerdo que entre muchos otros que por espacio no menciono; Pedro Castillo, Alberto Fujimori y Ollanta Humala del Perú; Jeanine Áñez de Bolivia, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; Otto Pérez Molina, de Guatemala; Juan Orlando Hernández, de Honduras; Ricardo Martinelli, de Panamá y Álvaro Uribe, de Colombia, están o estuvieron en presidio.
*http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/articulos/87.pdf
**https://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1928ACH.html
***https://www.zocalo.com.mx/atentados-presidenciales-3/
****https://lospinos.cultura.gob.mx/blogs/detalle/los-pinos-se-convierte-en-la-residencia-oficial-