En México, desde nuestra más tierna infancia, las autoridades escolares, nuestros profesores y mayores nos enseñaron que el nuestro era un país bendito por la naturaleza ya que teníamos todo de todo. Y en muchos sentidos así era y así sigue siendo. Lo que también nos advirtieron fue, que a México había que cuidarlo mucho, y ahora hemos comprobado (a la mala) que en mucho fallamos. No hemos sabido cuidarlo como se merece.

Durante décadas, nuestros mares, minas, campos, climas y todo el medioambiente que nos circunda, nos han permitido figurar entre los países más ricos del orbe, en 2014, llegamos a ser la economía número 13 entre 198 países. Lo que se dice muy aprisa. Pero a raíz de la mala administración y pésima distribución de la riqueza nacional, las cosas han ido de mal en peor en lo que va del siglo.

Para no ir muy lejos, desde la Conquista; la plata, el oro y otros minerales contribuyeron a colocar a nuestro país en trayectoria ascendente.  Y en el siglo XX gracias a la riqueza petrolera, México pudo financiar su desarrollo y progreso basado en ese combustible; fundamental para la economía mundial.

Pero como los tiempos cambian, el petróleo con su halo de riqueza de ayer, ahora está asociado con la destrucción del planeta y desde hace décadas se  ha procurado la utilización de otros elementos y materiales para disminuir su uso y eliminar drásticamente sus efectos tóxicos y degradantes.

El litio es considerado el ‘oro blanco’ del siglo XXI y México cuenta con uno de los yacimientos más grandes de este metal*. Y pa pronto, apenas se enteraron en Palacio Nacional del apetito mundial sobre ese mineral, ya se envió una iniciativa para expropiarlo. En la creencia (me imagino) de que el Presidente se convierta en el nuevo Lázaro Cárdenas y equiparase con su expropiación del “oro negro” hace 80 años. Como si la historia pudiera repetirse.

Las peculiares propiedades físicas y químicas del litio, lo hacen atractivo para muchísimas aplicaciones: en formulaciones de grasas lubricantes, en la preparación de aleaciones muy livianas y resistentes, en aditivos a cementos y cerámicos, en sistemas de refrigeración y de purificación de aire en espacios cerrados, en fármacos ampliamente difundidos y de utilización a nivel mundial, en tecnología nuclear y espacial, entre otras.

Sin embargo, el advenimiento de las baterías de litio como el dispositivo de almacenamiento de energía más eficiente de las últimas décadas y vital en la sociedad “pos fósil” hace de esta aplicación la más prometedora**.

Pero al igual que todos los minerales el litio también tiene sus peligros asociados: No todo es agarrar la pala… y a cosechar billetes.

Entre los múltiples riesgos que conlleva el uso del litio están: al calentamiento puede provocar combustión violenta o explosión. La sustancia puede arder espontáneamente en contacto con el aire cuando se dispersa en partículas finas.

Cuando se calienta se forman vapores tóxicos. Reacciona violentamente con oxidantes fuertes, ácidos y muchos compuestos (hidrocarburos, halógenos, cemento, arena y asbestos) provocando peligro de incendio y explosión. Reacciona violentamente con el agua, formando gas hidrógeno altamente inflamable y vapores corrosivos de hidróxido de litio***.

Independientemente de su explosividad, los efectos tóxicos sobre la salud, también son muy peligrosos; sus vapores son corrosivos para los ojos, la piel y el tracto respiratorio, también si es ingerido. La inhalación de la sustancia puede causar edema pulmonar. Y dado lo extremadamente corrosivo del mineral, especial atención debe tenerse con los desechos del mismo primordialmente en los cuerpos de agua y organismos acuáticos.

¡¡ Si no se administra adecuadamente el litio, solamente estaríamos cambiando un veneno por otro!!

Ahora bien, en cuanto a la distribución del litio a nivel mundial, la mayor concentración está en el denominado “Triángulo del litio” compuesto por Bolivia (30% de las tenencias totales), Chile (21%) y Argentina (17%), da cuenta del 68% de las reservas mundiales del recurso, seguido en un lejano y cuarto lugar por Australia.

 A México-Tenochtitlán, donde ya nos apresuramos a nacionalizar el litio, nos toca el 3% del pastel. Pero… ese pero de siempre; en materia de investigación sobre el mineral, prácticamente estamos en cero. 

A lo mejor pondrán un laboratorio de alta tecnología para refinación y producción de acumuladores y baterías de litio en Almoloya. Ya que a los científicos y ahora a la UNAM, nomás no los dejan en paz… hasta que no se lleven un susto.

¡¡Desafiar a la UNAM… es peor que jugar con explosivos!!

Y ya que hablamos de ciencia, déjeme decirle que en investigaciones publicadas cuando de baterías de litio se trata, China tiene la delantera con el 31% de los documentos producidos, seguido por Estados Unidos (que representa el 16%), Japón, Corea del Sur ocupa el cuarto lugar, desplazando a los países europeos (Alemania, Francia y Reino Unido) que juntos concentran un 10% del total.

A ver si alguien les puede avisar en Palacio, que no basta con tener el mineral; hay que aplicarle ciencia y esa… pues no la fabrica el gobierno, tampoco el Ejército y mucho menos los demagogos de la 4T.

Bacadéhuachi es un pueblo ubicado al noroeste de Sonora, y es precisamente este rincón, el que alberga uno de los yacimientos de litio más grandes del mundo con reservas de 243 millones de toneladas, según Mining Technology*.

Hasta el momento, Bacanora Lithium posee cuatro concesiones en el norte del estado de Sonora y la perspectiva actual de la compañía es que la producción comience en 2023 y aumente hasta 35 mil toneladas de carbonato de litio anualmente*. Pero como ya viene la expropiación a ver qué hacemos con ese tonelaje, a lo mejor se lo llevan para Tabasco y allá lo procesan.

Sin patentes, investigación y desarrollo de procesos no sería raro que como dicen los expertos: los países latinoamericanos continuarán estancados en una posición doblegada sin otro futuro más que adentrarse a una neo-dependencia. A pesar de que ahí es donde están las mayores reservas del material.

Y no debemos olvidar que actualmente entre China, Japón, Corea, Hong Kong y Singapur son dueños de las tres cuartas partes del mercado mundial –siendo entonces un cartel casi oligopólico– y dejan en una posición rezagada a Estados Unidos y a Alemania**.

Por último, como ya le he referido, entre las múltiples propiedades que tiene este mineral, que parece sacado de las recetas de Merlín, también tiene usos médicos y las principales enfermedades que se pueden beneficiar del tratamiento con este fármaco son:

-        Trastorno bipolar (tratamiento de mantenimiento)

-        Episodios maniacos e hipomaniacos (tratamiento agudo)

-        Trastornos depresivos resistentes

-        Trastorno esquizo-afectivo****.

Juan Comodoro, buscando agua encontró petróleo… Pero se murió de sed.

*https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2021/10/07/bacadehuachi-el-pueblo-de-sonora-con-el-yacimiento-mas-grande-de-litio-en-el-mundo/

**https://journals.openedition.org/polis/17182Julián Zícari, Bruno Fornillo y Martina Gamba. El mercado mundial del litio y el eje asiático. Dinámicas comerciales, industriales y tecnológicas (2001-2017)

*** https://www.lenntech.es/periodica/elementos/li.htm#ixzz7AQCWTYLN

**** https://www.menteamente.com/blog-salud-mental/litio-bajo-analitica

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