*Migración, trabajo  y crimen

El 24 de febrero de 2022, Rusia lanzó una invasión militar a Ucrania, y desde entonces el mundo ha permanecido expectante en esa pelea a ver ¿quién gana? Como en toda guerra siempre se toma partido y hay colaboraciones y ayudas militares, alimentarias, de combustibles y demás pertrechos que se cobrarán en el largo plazo.

Un año y siete meses después de los bombardeos, los balazos, las masacres y la destrucción, los espectadores se han limitado a gritar, quejarse o echar porras a los contendientes y a compadecerse de la suerte de las víctimas. Y todo parece indicar que así seguirán las cosas por un buen rato en el ring ucranio-ruso.

Lo anterior a pesar de que las bajas militares rusas se acercan a las 300.000, incluyendo hasta 120.000 muertos y entre 170.000 y 180.000 heridos, informó el periódico (NYT). Las bajas ucranianas se acercan a las 70.000, y entre 100.000 y 120.000 heridos*.

Pero hay otro aspecto que dejó de ser noticia y es el más lacerante y dramático, ante la displicencia mundial: “La guerra en Ucrania ha obligado a más de 8,2 millones de refugiados a salir del país y buscar protección en otros estados europeos, según los últimos datos difundidos por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). De todos ellos, 5,1 millones cuentan con protección temporal o un estatus similar en los lugares de acogida. Además, hay otros 5,4 millones de desplazados internos, personas que han abandonado sus hogares y que ahora viven en otros puntos de Ucrania, según la última estimación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)”**.

Desde tiempos lejanos siempre se ha dicho que no es lo mismo ver los toros desde la barrera que pararse frente a los cuernos del burel. Y al parecer nuestras autoridades civiles y militares se han conformado con su irresponsable y criminal papel de observadores, mientras el país se  sume en un pantano de sangre, desesperación e injusticias, incluida la migración.

 Pero el problema es que este fenómeno ya no sólo incluye mexicanos que tienen o deciden abandonar el país, sino que ahora nos hemos convertido en el pasaje trágico obligatorio del tránsito de centenas de miles de migrantes y refugiados que pretenden llegar a Estados Unidos.

La cantidad de migrantes ha superado por mucho lo que podríamos llamar migración regular; “según las nuevas cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), la cifra de 2,15 millones de detenciones representa un aumento del 24 % con respecto al año anterior”***.

Conforme a la misma fuente “el número de migrantes de Venezuela, Nicaragua y Cuba aumentó dramáticamente, mientras que el número de aquellos provenientes de México y el Triángulo Norte de América Central -El Salvador, Guatemala y Honduras-, disminuyó”.

“Adam Isacson, experto en migración y fronteras de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos, expresó que hay personas que vienen de países que no habían enviado inmigrantes en cantidades significativas en el pasado, debido en gran parte a la falta de oportunidades económicas y los contrabandistas se aprovechan de eso"***.

¡¡Es el dinero… Estúpido!!

La magnitud del problema como hemos comprobado desborda por mucho las capacidades, recursos y personal encargado de regular la migración en México, el problema es de proporciones internacionales; cuando menos existen 9 países involucrados en el asunto, además de los ya mencionados Cuba, Nicaragua, Venezuela, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Estados Unidos, faltan Haití y otros países incluidos algunos tan distantes como de África, Medio Oriente y Asia.

México, está visto que nomás no puede ni quiere hacerse responsable de nada, pero no de hoy, desde hace muchos años. Lo terrible del caso es que se dejó crecer el problema a los niveles escandalosos de hoy en donde el crimen, el narco, los tratantes y traficantes se adueñaron de las rutas y los mecanismos para aprovechar la demanda de tránsito de millares de personas ansiosas de llegar al norte.

Apenas el viernes 22 de este mes, la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Alicia Bárcena, reconoció que las autoridades de EE.UU y México han sido rebasadas por el incremento de migrantes. La canciller informó que durante la reunión bilateral entre López Obrador y Biden, que se prevé para noviembre de este año en Washington, tiene como objetivo afianzar las vías legales que el gobierno estadounidense ha introducido, como las visas laborales, además de las medidas para acabar con el tráfico de Fentanilo (que por supuesto no tiene nada que ver con la migración).

Y lo peor, es que son tan perversos que condicionan la ayuda para migración con la reducción de drogas, como sucedió con el trasiego de cocaína o la mariguana décadas atrás. 

Explicaciones para la migración son tantas como autores hay sobre el tema, pero el factor preponderante y siempre constante es el económico, aunque nadie parece asumirlo en serio.

Como un mero ejemplo podemos referir que mientras en Tijuana, México, un trabajador con salario mínimo  recibiría 312.41 pesos diarios, ese mismo trabajador en San Francisco, California, EE.UU, por el mismo trabajo aumentará su estipendio a $18.07 dólares por hora (316.22 pesos); 8 veces más, por la misma labor. ¡Así o más claro!

Y tan esto es recontra sabido, que por eso los sindicatos de la industria automotriz de los Estados Unidos exigieron que a los trabajadores mexicanos se les incrementara el salario, para evitar  comparaciones tramposas alegando que la mano de obra norteamericana es mucho más cara y menos productiva que la de sus vecinos mexicanos.

Todos sabemos que EE.UU. por supuesto que necesita la mano de obra de los migrantes, pero no les gusta el color de piel, el idioma, las costumbres, la religión ni el modito de los fuereños.

Curiosamente los ucranianos refugiados en EE.UU. el año pasado no padecieron casi ninguna de las molestias que sufren los que actualmente pretenden cruzar la frontera o el Río Bravo para ingresar al American Dream.

¿Será discriminación acaso? ¿En la tierra de las libertades?

Durante la Segunda Guerra Mundial los mexicanitos braceros eran tan necesarios que hasta bonitos los veían y una vez que terminó, misteriosamente ya apestaban y eran muy mal vistos.

Todavía a mí y mis contemporáneos en los 60 del siglo pasado nos tocó ver los letreros en muchos lugares gringos donde se advertía claramente: “No Mexicans, No Negroes, No dogs allowed” (No se admiten mexicanos, negros o perros).

Como alguna vez me comentó un migrante durante mi programa “Puro Sabor Mexicano”, en Radio Fórmula Network; “parece que a los gringos lo único que les interesa de nosotros son los brazos de trabajo… lo demás les molesta mucho”.

*https://www.elmundo.es/internacional/2023/08/19/64e0fcf82

**https://www.rtve.es/noticias/20230605/mapa-refugiados-guerra-ucrania/2297260.shtml#

***https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-62976108.amp

****https://www.milenio.com/negocios/mexico-uno-de-los-paises-donde-mas-horas-se-trabaja-y-menos-se-gana

Save
Cookies user preferences
We use cookies to ensure you to get the best experience on our website. If you decline the use of cookies, this website may not function as expected.
Accept all
Decline all
Analytics
Tools used to analyze the data to measure the effectiveness of a website and to understand how it works.
Google Analytics
Accept
Decline
Unknown
Unknown
Accept
Decline