*Marcha y festejo por el avance de la 4ª. Transformación

-Desinformar es la instrucción de opinadores

-“No hay peor ciego que el que no quiere ver”

-Así es la democracia

Algunos sectores de la sociedad mexicana, cegados por la acción manipuladora de medios de comunicación electrónicos y prensa escrita, maestros del sofismo, en claro apoyo a la alianza opositora del gobierno, señalan que la marcha del domingo 27 de noviembre a la que hizo llamado el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y que tuvo extraordinaria respuesta, fue un acto autoritario, ilegal, de coraje y revanchismo ante la caminata realizada por ellos el pasado 13 de noviembre, en la que el ex consejero electoral, el poca vergüenza José Woldenberg, fue la voz cantante al rechazo del “atentado contra la democracia”, y la consiguiente “desaparición del INE”, como intención principal del Ejecutivo, con su reforma constitucional en materia electoral, de la que ya los líderes de la alianza opositora habían manifestado que no pasaría.

Por su parte, las decenas de opinadores y opinadoras (intelectuales, seudointelectuales, analistas, periodistas o simples lectores de noticias que se sienten López Doriguitas, Zukermancitos, Rivas Palacitos, Curcitos, Crespitos, Casarcitas, Dressercitas, etc. etc. etc.) alineados por siempre a la derecha, sintiéndose líderes de opinión y estrellas de televisión y radio por lo que sale de sus bocas, y por lo que escriben y publican en impresos y digitales, algunos de ellos bien identificados por sus actos rastreros y de corrupción, y como se sabe, dolidos porque ya no reciben publicidad del gobierno ni tremendos “chayos, han afirmado, entre otras cosas, que la marcha del domingo fue una “Marcha de Estado”, al momento de que no hubo consignas o demandas ciudadanas en contra del gobierno.

Que la contra marcha, simplemente fue un acto ególatra del presidente, para darse gusto y sentirse adorado cual santo por la muchedumbre acarreada, integrada por jodidos “ciegos”, hoy llamados “chairos”, los socialmente nada refinados.

Más se olvidan los anti “chairos”, que el carisma y el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, no sólo se vio reflejada en la exhibición pública de casi un millón 200 mil personas que libremente acudieron y participaron en la festiva marcha en pro de seguir apuntalando y avanzando en la transformación del país, sino que el ejemplo mayor lo vieron en las elecciones de 2018, cuando más de 30 millones de ciudadanos le dieron su voto, y que a estas fechas aumentó esa cifra, cuando su administración gubernamental poco a poco va mejorando el bienestar de más mexicanos, además que la concientización social y política del pueblo, respecto de la democracia, va en aumento.

Otros han dicho también, que en la marcha del pasado domingo 27, hubo presuntos delitos cometidos por parte de servidores públicos, al haber realizado desvíos de recursos económicos para traer a tanta gente a la Ciudad de México.

De acuerdo a esa plaga de desinformadores, que misteriosamente se dicen saber todo, y que se parecen a los que generan las fake news en las redes sociales, “aseguraron” que el presidente obligó a cada uno de los 22 gobernadores de Morena a que aparte de pagar comidas y transportes a los que marcharían, a cada uno le tendrían que dar en efectivo $300.00, que como estos hechos van en contra de las leyes electorales, los partidos de oposición pueden y deberían denunciarlos. Eso aconsejaron, falta que los afectados lo comprueben.

Que el propósito básico de la marcha de la 4ª. Transformación, agregan, fue mostrar el poder de convocatoria del Presidente López Obrador y de enseñar el “músculo”, pero que fue mañosamente, pues no convocaron marchas en cada uno de los estados morenistas, sino que con la ayuda del aparato de Estado, trajeron a algunos miles de simpatizantes a la capital, de distintas entidades, con el propósito de concentrarlos por el Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y el Zócalo, y que se hiciera un efecto visual para que observaran interminables contingentes. No cabe duda que, “No hay peor ciego que el que no quiere ver”

Bueno, el problema de la derecha, es que no aceptan que la marcha del 27 de noviembre, fue una festividad democrática del pueblo, y que es parte del momento histórico que atraviesa el país, cuando se está viviendo una transición democrática de la cual poco se conocía y que por supuesto falta todavía camino para poder hacernos verdaderamente de ella; hay tantas manera de percibir la democracia, de acuerdo a los estratos sociales pertenecientes y vividos, y se sabe que hay quienes no están conformes con lo que ahora vivimos, sobremanera, si su manera de percibir la democracia es teniendo privilegios de todos tipos, que si se les tocan alguno de ellos, señalan: “se está violando la democracia”, “eso no es democracia”, “no existe democracia en el país”.

No aceptan, que el criterio de la democracia nacional, como la induce el actual gobierno, se ha circunscrito en las responsabilidades inherentes al bienestar de la sociedad, con mayor énfasis a la de las mayorías más necesitadas, a los aspectos sociales; educativos, económicos, culturales y políticos, como lo estamos viviendo hoy.

La democracia, no están cerrados para aquellos que no son sus iguales, ni está alejada de los principios universales de la misma, que tiene como inicio y fin lograr el bien común, impulsado por un proyecto de gobierno incluyente de todos los sectores e ideologías de la sociedad.

La descripción de la democracia por parte de la derecha, que impregnó a una parte de su alianza opositora, se ha reducido a su pequeño espacio, en donde tienen cabida unos cuantos, quienes a toda costa reiteradamente tratan de desconocer y descontar los movimientos y manifestaciones sociales y políticas que se viven actualmente en el país, a pesar de que sus fines están tutelados por las garantías constitucionales, la igualdad, la equidad y la justicia.

La marcha del 27 de noviembre, fue una celebración del pueblo por las conquistas obtenidas en estos cuatro años de gobierno de la bien llamada 4ª. Transformación.

Sí, fue una manifestación democrática a todas luces, por lo que debe quedar erradicada por completo, la idea de que son los que ostentan el poder económico, los que moldean, conducen y perfeccionan a la democracia, cuando es la ciudadanía y los fenómenos sociales los que delinean los caminos de esa transición y su perfeccionamiento que se certifica con sus votos en las urnas, siempre que el sistema jurídico-electoral no se encuentre a la zaga o en contra de la dinámica social.

Mientras tanto, así van las cosas, que sí van bien. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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