*Presunción de inocencia

María Eugenia Campos Galván y Félix Salgado Macedonio son candidatos a las gubernaturas de Chihuahua y de Guerrero.

Sobre ambos pesan acusaciones penales: la primera por recibir dinero indebido del erario en los tiempos corruptos del gobernador César Duarte y por recibir sobornos en el lapso que ocupó la presidencia municipal de Chihuahua.

El segundo, ha sido acusado repetidamente de cometer delitos sexuales contra mujeres, desde el acoso hasta la violación.

En ninguno de los dos casos se trata de denuncias o querellas fútiles, se apoyan en hechos conocidos desde años atrás, están respaldadas por voluminosos expedientes de pruebas y por tanto, no hablamos de cohetes lanzados por enemigos políticos para descarrilar sus candidaturas, de los que abundan en las disputas políticas, tan ayunas de buenos modos y decencia.

Ambos gozan de la presunción de inocencia hasta que sean declarados culpables por una sentencia judicial. Pero, no son cualquier hijo de vecino. Existe la posibilidad, dudosa desde luego, que sean electos gobernadores de sus respectivos estados.

De suceder así, los ciudadanos de cada entidad, tendríamos como máximas autoridades ejecutivas a personas con imputaciones que, de ser ciertas, las imposibilitarían moral, política y jurídicamente para ocupar sus cargos.

Existe aparentemente un conflicto entre un principio básico del derecho, la presunción de inocencia y el interés general de tener gobernantes sujetos a la ley y de conducta ética aceptable o no reprochable. La discrepancia debe y puede resolverse si los jueces actúan con prudencia, decisión y eficacia y… si se les permite hacerlo.

Ninguno de ambos candidatos ha dado paso alguno para dar la cara a la justicia. No sólo eso, han empleado cuanto subterfugio se encuentra a su alcance para impedir la acción de aquella.

Ya porque se hayan escudado en el fuero del que han gozado durante muchos años, ya porque convocan en su apoyo a militantes, empresarios u otros, ya porque acuden a maniobras legales estorbando o difiriendo el inicio del proceso penal, como es el caso de Campos Galván.

La estrategia es clara: proclamamos que somos inocentes, puesto que no se ha declarado la culpabilidad, esquivamos el proceso hasta después de las elecciones y, si ganamos…nuevamente tendremos fuero y no sólo eso, sino el camino libre para “limpiar” los expedientes.

Mala cosa para México, para los ciudadanos de Chihuahua y de Guerrero, si la justicia permanece al margen…

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