*Afloran las contradicciones en la 4T

Se tenía documentado que Carlos Lomelí era un comerciante de la industria farmacéutica, entre otras empresas. Destacaba su Instituto Internacional de Prácticas de Microcirugía y Endoscopía.

Pero no está muy claro por qué renunció a ocupar el puesto de superdelegado en Jalisco, amén de que la encargada de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, anunciara que hay siete investigaciones, que de constituirse en asuntos legales pueden llevar al mencionado político y negociante desde la inhabilitación para ocupar posiciones en varios años hasta, posiblemente, sanciones económicas y penales.

En las últimas visitas a la tierra del tequila, la relación entre Andrés Manuel López Obrador y Enrique Alfaro, un gobernador que había sido muy crítico del ejecutivo federal, se ha transformado en sumamente cordial. Y quien maneja el Movimiento Ciudadano en su entidad, pero en buena parte de la nación, estaba enfrentado con todo a Lomelí. Un apunte de lo que pudo suceder, aunque el caso tiene más miga y próximamente saldrá a la luz.

Otro hombre fuerte del lopezobradorismo, Jaime Bonilla, alguien que tiene la doble nacionalidad: mexicana y estadounidense, y quien fue burócrata en los iunaites, logró el triunfo en Baja California, desbancando al PAN que hace 30 años había conservado esa plaza. Desde un principio, Bonilla trató de gobernar por cinco años y no por dos, como sentenciaron las autoridades electorales. Pero lejos de aceptarlo, hizo lo que le marcaban los cánones priistas, sobornar a diputados locales del PAN, PRI y algunos de Morena para que modificaran las leyes locales y ampliaran su mandato. Lo logró, pero se le vino el mundo encima.

El operador de Jaime es Amador Rodríguez Lozano, viejo tricolor que auspició quemar los votos de la sucia elección de 1988, algo que operó Diego Fernández de Cevallos. El que está programado para ser secretario de gobierno en la próxima administración bajacaliforniana, el tal Rodríguez Lozano, se burló de Porfirio Muñoz Ledo y criticó, faltaba más, a Cuauhtémoc Cárdenas, quien había escrito un artículo en La Jornada (11 de julio), oponiéndose a la maniobra legaloide para alargar un mandato.

Seguramente Bonilla caerá o quedará más dañado que Emilio Lozoya Austin, y con él la señora Yeidckol Polevnsky, quien insiste en cometer dislates en Morena al no darle presupuesto al Instituto Nacional de Formación Política de su partido, a cargo de Rafael Barajas, El Fisgón. Incluso ella sacó un nuevo periódico de la agrupación, en el cual se negó a pagarles a los colaboradores porque, dijo, todo debe ser gratuito. Y para agregar más a sus torpes acciones, insiste en querer reelegirse y dejar de lado a dos figuras que desean competir el 20 de noviembre a la dirección nacional: Bertha Luján y Mario Delgado.

Dejamos al final el asunto de Carlos Urzúa porque ya está muy comentado. Pero la pelea de este con Alfonso Romo, de quien se dice que no tiene intereses ni familiares en la casa de bolsa Vector, es parte de este tipo de confrontaciones que está sufriendo el actual gobierno. Y en este enredo un intelectual hace poco muy cercano al morenismo, Hernán Gómez Bruera, ahora se muestra bastante disgustado, más desde que ya no continuó con su programa televisivo: La Maroma Estelar.

Por si algo faltara, Citibanamex no estuvo de acuerdo con el plan de restructuración de Pemex.

Tiempos difíciles que requieren correcciones de fondo de Andrés Manuel. ¿O no?

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

@jamelendez44