De continuar con la tendencia de pérdida de vegetación por el avance de la mancha urbana en la Ciudad de México, se perderán importantes zonas de conservación y con ello disminuirá el efecto refrescante que generan para la metrópoli, además del incremento en la temperatura que el asfalto y el concreto generan, indicó Víctor Magaña Rueda, investigador del Instituto de Geografía.

El experto en Ciencias Atmosféricas dijo que los cambios en las urbes surgen de forma lenta pero constante, y no siempre bajo los mejores patrones de desarrollo, ocurren paulatinamente. A futuro, la mayor parte de la población mexicana vivirá en metrópolis, de ahí que es importante planearlas.

Recordó que a partir de la aparición del ser humano en el planeta “comenzamos a transformar todo lo que está a nuestro alrededor, hemos provocado una enorme transformación del paisaje que nos ha llevado a vivir en un ambiente, en ocasiones, de mayor riesgo”.

Durante la conferencia “Riesgo Climático en ambientes urbanos”, señaló que en el caso de la capital mexicana la mancha urbana sigue en aumento lo que implica el desarrollo de zonas habitacionales atomizadas que generan islas de calor urbanas, las cuales provocan presencia de aire más caliente en ciertas zonas.

“Gracias a los datos con que contamos, hoy sabemos que la temperatura en la Ciudad de México ha aumentado en tres o cuatro grados en 100 años”, afirmó el experto.

Calificó como “tremendo” el cambio experimentado en la capital con consecuencias como las islas de calor, es decir, una burbuja de aire caliente que se forma a partir de las transformaciones en el uso del suelo, en particular cuando la zona de vegetación es sustituida por asfalto, concreto, acero, vidrio, etcétera, materiales que cambian las propiedades térmicas del paisaje y conducen a una alteración de la atmósfera.

Se les denomina islas de calor porque donde se genera el calentamiento queda limitada por la parte urbana, mientras que la periferia es una zona generalmente más fresca. “Conforme crezca la urbanización, la intensidad del calor u ondas de calor en una ciudad se irá expandiendo”, advirtió Magaña Rueda, integrante del Departamento de Geografía Física y experto en Cambio Climático.

En las grandes urbes como Tokio, Seúl y Nueva York, por ejemplo, se incrementan sus temperaturas a tasas más rápidas que el calentamiento global. Sin embargo, a veces no se habla de esos procesos, sino de reducir las emisiones contaminantes, por ejemplo, comentó el universitario.

Expuso que el calentamiento atmosférico se manifiesta en la presencia de mayor número de olas de calor que puede ser perjudiciales para la salud, una condición de peligro en el caso de la Ciudad de México.

Asimismo, el aumento en la frecuencia de tormentas, que ocurren en un ambiente urbano, tiene mayores consecuencias en zonas vulnerables. Cada vez hemos aumentado el área urbanizada, lo cual implica menos vegetación y más asfalto, situación que impermeabiliza las superficies y ocasiona que las fuertes lluvias escurran hacia las partes bajas del valle.

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