Pero a los políticos les vale

La suma del cambio climático y la isla de calor ha provocado que en la Ciudad de México se experimente un incremento de la temperatura de 4 grados, respecto al último siglo: el aumento más dramático (3 grados) proviene del segundo fenómeno y solo uno del primero, expuso el coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC), Francisco Estrada Porrúa.

“En 2015 no considerábamos la isla de calor, solo el cambio climático. Si vemos por calentamiento global una ciudad estaría en el peor de los casos en un calentamiento de uno o 1.5 grados, pero al añadir la isla de calor, hay ciudades que ya han pasado los dos o tres grados. Se dice que en la Ciudad de México la intensidad de la isla de calor es de 3 grados centígrados y por calentamiento global ha aumentado además un grado. Es decir, en el último siglo, tenemos un calentamiento de alrededor de cuatro grados”, precisó el investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático.

Al participar en el Seminario “Sinergias entre cambio climático global y local”, organizado por el PINCC, el economista externó que la isla de calor es un fenómeno que experimentan las zonas urbanas donde se aprecian altas temperaturas debido a la actividad humana, causadas principalmente por los edificios, aceras o asfaltos, que absorben más calor y lo liberan lentamente.

De esta forma, hay factores que determinan el clima urbano: el cambio climático global, que altera las condiciones planetarias y tiene una expresión regional y local; los factores geográficos (latitud y longitud); procesos dinámicos como El Niño o la Niña; contaminantes atmosféricos con aerosoles y carbono negro; y la isla de calor urbana, acotó.

“En un escenario de altas emisiones vemos que el planeta se puede calentar entre dos o 4.5 grados, y eso es similar a lo que se han calentado las grandes ciudades por la isla de calor; de ahí la importancia de ver estos efectos conjuntos”, comentó Estrada Porrúa.

El también doctor en Economía Ambiental por la Universidad Libre de Ámsterdam agregó que 2021 fue el sexto año más caliente para mil 800 millones de personas, y eso seguirá así porque las ciudades tienen en la isla de calor una fuente adicional de calentamiento.

El experto puntualizó que el calentamiento en una gran urbe, por isla de calor, se parece a lo que se obtendría en los escenarios más drásticos de cambio climático a nivel global, es decir, alrededor de 2.5 y 4.5 grados, por lo que él y su equipo se dieron a la tarea de revisar qué pasaría si unen los dos tipos de cambio climático. Este trabajo fue publicado en la revista Nature Climate Change en 2017.

Revisaron la información de casi mil 700 grandes ciudades del planeta para observar qué sucedía debido a que ahí vive más del 50 por ciento de la población global, las cuales producen más de 80 por ciento del PIB global. Entonces, lo que pasa en estas tiene implicaciones importantes en lo que ocurre en las naciones y el planeta.

A medida que los cálculos avanzan hacia el futuro, señaló Estrada Porrúa, se revela que las principales metrópolis aumentarían su temperatura en cuatro o cinco grados más en 2050, y para finales de siglo algunas de las más pobladas podrían enfrentar cambios dramáticos de ocho grados centígrados o más.

Económicamente hablando, la isla de calor y la interacción con el cambio climático global y local representan un reto importante, pues si se bajan las emisiones contaminantes con los acuerdos internacionales se reducen los impactos económicos.

Sin embargo, las naciones tendrían que pasar de invertir aproximadamente 32 trillones de dólares -por la mitigación de los problemas derivados-, y si considera la isla de calor los costos pueden subir hasta 82 trillones de dólares; inclusive para el escenario de estabilización más ambicioso, los costos siguen siendo de hasta 41 trillones de dólares.

“Esto nos da un mensaje muy claro, hay que actuar a nivel global, tenemos que bajar las emisiones de gases de efecto invernadero, si es que no queremos sufrir estos impactos, pero también hay una cosa muy importante, hay que actuar a nivel local porque si no, de cualquier manera, tendremos impactos muy grandes. Hay tal concentración de población y riqueza en las grandes ciudades que lo que pase ahí nos va a pegar en todo el planeta”, explicó.

Entre las opciones para evitar estas pérdidas, recomendó, que las naciones cambien el 50 por ciento de sus techos a techos verdes o frescos; sustituir el pavimento a fresco para bajar la isla de calor.

En la Ciudad de México la intensidad de la isla de calor muestra que las alcaldías con un índice de desarrollo menor e ingreso per cápita bajo son las que tienen la isla de calor mayor, con lugares que están más allá de los 4 grados Celsius. Cuando se cruza esta información con el Atlas de Riesgos, se observa que el patrón coincide con los riesgos de temperaturas máximas.

Actualmente, el ICAT y el PINCC desarrollan un proyecto para proponer herramientas y estrategias para la toma de decisiones en cambio climático, calidad del aire y desarrollo sostenible de la megalópolis del Valle de México, el cual considera aspectos socioeconómicos, emisiones y calidad del aire, cambio de uso de suelo, estrategias de adaptación y política, sistemas rurales y urbanos, y los escenarios de cambio climático global y local, finalizó Estrada Porrúa.

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