Alejandra Fonseca Salazar, integrante de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoUS) de la UNAM, destacó el papel de los ciudadanos para enfrentar y resolver el problema del agua en la Ciudad de México.

“Abrimos la llave y usamos el agua, pero no pensamos dónde se obtuvo, cuántos miles de años puede tener o cuánto le costó al planeta almacenarla; simplemente abrimos la regadera o jalamos la palanca del excusado, sin pensar en nada más. Debemos cambiar de mentalidad”.

El agua de desecho que sale de las casas en la Ciudad de México, detalló, va a parar al Valle del Mezquital, a 100 kilómetros de distancia, donde –una vez tratada– la recibe otra población y se aprovecha para sembrar.

Para la especialista, esas aguas residuales se deben tratar adecuadamente y utilizarlas otra vez en la capital mexicana; eso es sustentabilidad. Además, instalar mayor cantidad de plantas de tratamiento y potabilizadoras, ser más estrictos con las empresas que contaminan y aplicarles sanciones más severas; sería lo óptimo.

En cuanto a las acciones en lo individual, dijo que se requiere reducir el tiempo para bañarse; recolectar el agua fría de la regadera mientras sale la caliente; reusar la utilizada en la lavadora para asear el patio o regar las áreas verdes; cerrar correctamente las llaves; que no haya fugas o goteras, entre otras. “Son recomendaciones sencillas que ayudan a cuidar el recurso y a darnos cuenta de cómo lo utilizamos”.

En la UNAM se cuenta con al menos dos programas en materia de agua: PUMAGUA que opera en Ciudad Universitaria y otras sedes, cuyos objetivos son la reparación de fugas, la calidad del agua, además de la concientización entre la comunidad de la trascendencia de su cuidado, al igual que bebederos a fin de contar con líquido para consumo de buena calidad y evitar el uso de botellas de plástico.

Asimismo, la Red del Agua, la cual se aboca a la investigación y concentrar grupos de expertos en el tema para buscar soluciones a diversos problemas.

Las entidades académicas también participan en la tarea del cuidado del vital líquido. Por ejemplo, la Facultad de Estudios Superiores Acatlán cuenta con su propia planta de tratamiento de aguas residuales y apoya en ese sentido a algunas colonias aledañas; así como la implementación de baños secos.

A futuro, consideró Fonseca Salazar, uno de los temas relevantes será el tratamiento de aguas porque “cada vez encontramos elementos más difíciles de eliminar, como microplásticos y sustancias químicas provenientes de productos farmacéuticos. Eso va a requerir más investigación”.