Aunque Javier Milei dilapidó su primera oportunidad para consolidar su “luna de miel” con el electorado argentino en los meses iniciales de su gobierno, aún es temprano para hablar de un fracaso integral.

Hoy se vive un “tiempo nuevo” y sólo quedan dudas de cómo va a terminar esa suerte de laboratorio de aplicación de las políticas de la nueva derecha libertaria, que van más allá de reformas económicas, afirmaron especialistas en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), de la UNAM.

El académico de esa entidad universitaria, José Briceño Ruiz, refirió que el mandatario resulta ser la mezcla de varios factores: libertario en lo económico, conservador reaccionario en lo político, provocador que habla de “castas”. Así como en su gobierno no hay suficiente experiencia en términos de políticas públicas, nunca se tuvo una plataforma ideológica clara, sino una que se fue construyendo, en la misma medida que su movimiento político crecía.

En el conversatorio La Argentina de Milei, dijo: su triunfo sucede porque se realizó una alianza con la “casta” tradicional a la que se opuso; sin el apoyo del expresidente Mauricio Macri, “no sabemos si el resultado de las elecciones hubiera sido el mismo”.

El universitario explicó que el voto por el actual presidente no fue “duro” o representativo de las convicciones profundas en torno a las propuestas de la coalición La libertad avanza. Muchos lo eligieron más por antikirchnerismo o por un contexto económico difícil, que por una convicción absolutamente libertaria.

Debido a que es un proceso en marcha, “es riesgoso medirlo, porque puede cambiar radicalmente”. Pero en los aspectos económico y político se comienza a sentir cierta brecha con lo planteado durante la campaña.

Los ajustes económicos, que iba a pagar la “casta política”, en realidad lo hace la población: se han reducido 38 por ciento los montos de pensiones y jubilaciones; 27 por ciento los salarios públicos; 64 por ciento los subsidios; 86 por ciento la obra pública; y 18 por ciento el consumo. Pero también ha aumentado 200 por ciento el transporte público; de 65 a 100 por ciento la tarifa eléctrical; y en 50 por ciento la inflación.

Eso comienza a generar conjeturas, añadió Briceño Ruiz, como cuál será la capacidad de tolerancia de la sociedad ante ajustes de ese tipo, porque, por ejemplo, el incremento de las tarifas del transporte continuará, y se habla de una segunda devaluación.

El experto se preguntó si estamos viendo una nueva forma de hacer política en las redes sociales, tan fuerte que la sociedad argentina sigue creyendo en su presidente a pesar del choque inicial de su gobierno, o simplemente se trata de la “luna de miel”. Son preguntas abiertas; algunos estiman que se irá en seis meses y otros opinan que puede terminar su mandato y ser reelecto.

Otro punto, opinó José Briceño, es su vinculación con la democracia, que ya estaba en duda durante la campaña; querer monopolizar el ejercicio del gobierno, sin el Congreso, aprobando leyes por decreto, está lejos del equilibrio de poderes y de la democracia liberal tradicional.

Por eso sólo quedan dudas de cómo va a concluir esta “aventura”, este “laboratorio” de las políticas de la derecha libertaria. Por ahora, la agenda ha estado concentrada en lo económico y no se ha avanzado en otros temas, por lo que queda mucho por ver, sostuvo.

Durante su participación, el académico de la Universidad Nacional de San Martín, Argentina, Andrés Kosel, destacó la estrategia de comunicación digital utilizada por Milei, “muy aceitada y nada improvisada, que supuso la inversión de fondos ilimitados”.

Eso explica que el enojo de la gente con varias de las situaciones de los últimos tiempos, como inflación, desaciertos del gobierno anterior, la pandemia, etcétera, se haya canalizado hacia el actual presidente.

Los hombres jóvenes, atrapados en las relaciones sociales que supone el “capitalismo de plataforma”, fueron los que más votaron a Milei, proporcionalmente, precisó el académico argentino.

El nuevo gobierno está desprovisto de aparato político; no tiene cuadros. En ese sentido Milei mintió; uno de sus slogans de campaña fue que con la misma gente no se podía cambiar nada, y muchas personas lo votaron por eso. Además, el gabinete y los principales personajes provienen del partido político conducido por Macri. “No hay una renovación de personas como el presidente prometió”.

El mandatario sigue contando con apoyos de actores relevantes extranjeros y nacionales, y de buena parte de quienes lo votaron y creen que hay que darle tiempo. Todavía es temprano para hablar de un fracaso integral; aún tiene margen para recalcular.

Nos encontramos ante una verdadera encrucijada temporal y en un cambio de época en el sentido de que quizá estamos en una nueva fase del capitalismo, concluyó Kosel.

La sesión, efectuada en el auditorio Leopoldo Zea del CIALC, fue moderada por Francisco Mejía Flores, investigador de esa entidad.

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