(dpl news) El espectro radioeléctrico es una de las palabras malditas dentro de la nomenclatura de las políticas públicas y del mundo digital. Es una palabra que no es sexy, no genera empatía y te provoca cambiar de tema. Espectro radioeléctrico. ¿Qué es eso?

Ninguna cosa decente debería llamarse así. Pero es parte del territorio del Estado y centro de la vida digital móvil, de tú vida. No hay industria de comunicación móvil sin él, y sin él no hay economía digital, pero tampoco derechos digitales.

Sin el espectro radioeléctrico no podemos igualar las oportunidades de los mexicanos ni mejorar su educación, acceso a la cultura y la seguridad pública. El espectro radioeléctrico es un insumo esencial en tu vida y en la vida de la República.

El espectro radioeléctrico permite habilitar el derecho de acceso a Internet, los servicios de telecomunicaciones y con él, la libertad de expresión, el derecho de acceso a la información pública, la libertad de prensa y el derecho a la justicia en línea.

El espectro radioeléctrico es un habilitador para fortalecer nuestra democracia en el mundo digital móvil. Pero sucede algo terrible. Hay una relación directa entre su acceso, su precio y la calidad con la que recibes tu conexión a Internet móvil.

GSMA, la asociación de empresas de telecomunicaciones del mundo, analizó 229 operadores en 64 países. Es el estudio más robusto sobre el impacto de la política de espectro en los consumidores. GSMA analizó el costo del espectro y su impacto en la cobertura, calidad de red y precio final a usuarios. Las conclusiones son dramáticas y ya había advertido de las mismas antes.

El Instituto Federal de Telecomunicaciones y su Consejo Consultivo fueron enfáticos en los últimos dos presupuestos federales y recomendaron a la Secretaría de Hacienda y a la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Senadores la necesidad de bajar el precio del espectro radioeléctrico.

Conclusiones:

“El espectro caro está provocando que millones de personas no accedan a servicios de banda ancha móvil o experimenten una calidad de red reducida.

“El costo anual (…) duplica la media de América Latina.

“Con costos del espectro alineados con la media global, 5 millones de mexicanos tendrían cobertura y los usuarios contarían con descargas de datos 30 por ciento más rápidas.”

¿Cuáles son los efectos en los últimos dos años? El 40 por ciento de la población de México no está conectada a Internet móvil. La licitación IFT-10 concluyó con 38 de los 41 bloques ofrecidos en las bandas AWS y 1900 MHz desastrosamente desiertos.

Por si fuera poco, en junio de 2022 culminó la devolución de espectro de Movistar. México es el único país de América Latina que expulsa a operadores de telecomunicaciones y donde la cantidad de espectro asignado para servicios móviles disminuye a pesar del demoledor crecimiento en la demanda de datos.

Todos pierden. El gobierno recauda menos, los operadores no ofrecen mejores servicios, baja la inversión, no se expande la cobertura, los consumidores tienen una pésima experiencia de consumo e incluso Altán Redes, la empresa de telecomunicaciones del gobierno, necesitará más espectro y le será imposible pagarlo a los precios actuales.

El costo total del espectro puede seguir creciendo, limitando la capacidad e incentivos de los operadores. A mayor cantidad de espectro a bajo costo, se incrementa la cobertura de Internet, las velocidades de descarga, mejora la calidad de servicio, combatimos y se reduce la pobreza; mejoran los indicadores de salud, educación, seguridad pública, justicia digital y se fortalecen las instituciones democráticas del Estado.

Reducir el costo del espectro reactivaría la inversión, la cobertura y cerraría la brecha digital, preocupación del Presidente de la República.

Es tiempo de abatir la pobreza digital y de una industria unida, por las causas correctas.