Los desafíos del vínculo México y Estados Unidos son considerables, entre ellos recuperar la confianza y construir cimientos que permitan establecer, a futuro, relaciones coherentes y racionales, consideró el integrante y exdirector del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, José Luis Valdés Ugalde.

La conexión, históricamente, ha sido interdependiente, pero asimétrica, ambigua y contradictoria. No obstante, “en los tiempos que corren dicha ambigüedad es más pronunciada y peligrosa para el interés nacional”, consideró.

Para María Rosa García Acevedo, de California State University, se caracteriza por su complejidad, su carácter asimétrico, interméstico (mezcla de sucesos de coyuntura domésticos y globales) e histórico.

La complejidad, abundó, incluye la constelación de actores gubernamentales y no gubernamentales que participan en la relación, entre ellos el Congreso de EUA y las empresas calificadoras, cuyos dictámenes tienen influencia en ambos lados de la frontera y el mundo, además de organizaciones preocupadas por los derechos civiles y políticos.

En la mesa “Los desafíos de la política exterior en la relación bilateral”, del ciclo Diálogos del Bicentenario de las Relaciones Diplomáticas México-Estados Unidos, Valdés Ugalde consideró:

El presidente mexicano ha confrontado a la nación norteamericana y a los actores que en aquel país tienen intereses enraizados en nuestro territorio, históricos y nuevos, como los que tienen que ver con inversiones directas en energías limpias.

La posición ha sido de ausencia de estrategia respecto de lo que queremos de la relación y la que ellos quisieran con nosotros; las repercusiones negativas son patentes en varios frentes. “La política interméstica ha quedado sumida a una serie de vaivenes que rozan, en varias ocasiones, el escándalo”, opinó el universitario.

La crisis interna impuesta por las fuerzas del “trumpismo” y la emergencia pandémica, así como la invasión de Rusia a Ucrania, han permeado las relaciones de la Unión Americana con el exterior. “Con Biden llegó un presidente internacionalista”, refirió en el encuentro organizado por la Escuela de Extensión UNAM-Chicago y el CISAN, moderado por Carlos Ballesteros Pérez, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

No obstante, preocupa el desinterés con que el gobierno de México ha tratado algunos de los espacios históricos de la relación bilateral y se ha concentrado más en provocar que en construir un diálogo de cooperación con nuestro socio y vecino, aseveró Valdés Ugalde.

Mientras el gobierno estadounidense tiene una estrategia referente a lo que quiere con México, en temas tradicionales de la agenda y en nuevos como la pandemia, economía sostenible, desempleo, energía, cambio climático y derechos humanos, el mexicano no ha dado señales de tener una idea de cómo quiere abordar la relación. Eso, opinó el investigador, podría propiciar una relación de cooperación aún más asimétrica.

Asuntos pendientes

Al retomar el uso de la palabra, García Acevedo recalcó que si bien el tema de la migración se ha discutido en diferentes momentos durante los últimos dos años en el Congreso de los Estados Unidos, en realidad no hay nada concreto, como una disposición o proyecto de ley viable en la materia.

En términos de comercio, destacan los fondos que ese órgano legislativo ha otorgado en torno al T-MEC: en 2020, 180 millones de dólares para proyectos generales y 30 millones relacionados con gastos de operación de funcionarios consulares norteamericanos en México, que monitorean leyes laborales, contratos colectivos y casos extremos, como trabajos forzados.

En seguridad resaltan los fondos para el llamado entendimiento bicentenario; el Congreso otorgó 150 millones de dólares para inteligencia financiera, coordinación fronteriza anticrimen, tratamiento para adicciones y medidas para disminuir violencia de alto impacto.

También hay proyectos financiados en el tema de frontera. De los dos más importantes, uno corresponde a la Comisión Internacional de Límites y Aguas que se encarga de una serie de programas transfronterizos relacionados con el vital líquido, por los caudales compartidos de ríos. No obstante, “hay poca acción en términos de migración”.

En tanto, las calificadoras, empresas que se encargan de evaluar la situación económica de un país, le otorgaron una calificación más baja a México de 2018 a la fecha; dos proporcionan una visión negativa acerca del futuro, pero Moody´s es aún más negativa en su pronóstico, y ese dictamen “es crucial en la vida de ambos países”, acotó.

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