De acuerdo con datos proporcionados por la Federación Mexicana de Diabetes en 2017, se estima que en México existen cerca de 165 mil personas con diabetes tipo 1 y cada año hay alrededor de 3 mil 300 nuevos casos a tratar de acuerdo con lo reportado por el SINAVE2.

Así lo afirmó el diputado federal Éctor Jaime Ramírez Barba, con lo que fundamentó la necesidad de especificar en la ley los tipos, ya que esto ha impedido llevar una estadística adecuada para contabilizar con la incidencia exacta de personas; en específico niños, niñas y adolescentes. 

Dijo que por ello es importante que la Comisión de Salud aprobara con 30 votos a favor, cero en contra y cero abstenciones la minuta que adiciona el artículo 159 Bis a la Ley General de Salud, en materia de diabetes.

“Nos encontramos en la antesala de un cambio de grandes proporciones, porque siendo muy positivos ante lo que nos acontece, muy pronto podremos contar con un tratamiento integral, multidisciplinario y diferenciado para la diabetes en todos sus tipos, que hará que la carga económica y social de la enfermedad se reduzca, a favor del bienestar de las familias mexicanas y por ende de nuestro país”, expresó.

Explicó que con lo anterior se establece que las autoridades sanitarias y las instituciones públicas de salud deberán diferenciar el diagnóstico y la atención de los tipos de diabetes considerando, al menos, la 1, la 2 y la gestacional, “lo que representa un hecho histórico que dará pie a mejorar la calidad en la atención médica y potenciará el acceso a tratamientos para todas las personas que viven con esta condición de salud, una vez que se cuente con la aprobación definitiva por el Pleno”.

Comentó que la normatividad, las políticas públicas y los presupuestos se han dirigido a la atención de la diabetes tipo 2, por ser la más común y conocida, restándole visibilidad e importancia a la tipo 1. 

“La mayoría de los pacientes con diabetes tipo 1 son niñas, niños y adolescentes que, de no recibir atención y tratamiento adecuados y oportunos, su esperanza y calidad de vida se ven afectados significativamente; se trata de una enfermedad autoinmune y mortal si se desatiende.

“Sus causas se desconocen y, a diferencia de la diabetes tipo 2, nada tiene que ver con hábitos o estilos de vida determinados. Además, por la edad en que se presenta y las complicaciones de salud futuras, representarán un alto y prolongado costo para el presupuesto público”, abundó.

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