Y se convierte en tribunal de conciencias

*Empañan el inicio de la cuarta transformación

*Encara a Monreal uno de sus correligionarios

Los legisladores del Senado de la República iniciaron la primera de las sesiones públicas ordinarias de los próximos seis años, con un negrito en el arroz que llevó a este órgano parlamentario a convertirse, desde el mismo momento de su inauguración, en auténtico tribunal de conciencias.

Todo iba bien. Los asuntos agendados se ventilaban sin mayor contratiempo y con acuerdos de aparente altura política, incluida la votación para aprobar o rechazar la licencia que había solicitado Manuel Velasco Coello, misma que resultó en contra del legislador chiapaneco por mayoría de sufragios, incluidos los de MoReNa.

Así pasaron varias horas de trabajo parlamentario, pero sorpresivamente el presidente de la mesa directiva, Martí Batres Guadarrama, anunció a la asamblea que la Junta de Coordinación Política envió una solicitud para que se pusiera a votación si se admitía incluir en la agenda de este mismo día una segunda petición de licencia del senador Velasco Coello.

El trámite se cumplió y por mayoría de votos se admitió modificar la orden del día e incluir la nueva solicitud de licencia. A partir de ahí se armó tremendo debate que desdibujó por completo el inicial escenario de acuerdos parlamentarios que buscan beneficiar a la nación en su conjunto.

El senador panista Gustavo Madero pidió la palabra para pedir que se reflexionara el peligro de sentar un precedente de esa naturaleza, pues se intentaba abordar un tema ya votado, con la clara intención de cambiar el resultado y otorgar la licencia negada casi al inicio de la sesión parlamentaria.

Al mismo tiempo pidió a sus colegas que se dejara este asunto para la sesión del próximo jueves y que se diera la votación para otorgar la licencia a Velasco Coello sin problema alguno, pues a lo que único que estaban oponiendo los legisladores azules, era a que no se sembrara un precedente de esa naturaleza legislativa que a la postre afectara el rumbo de progreso para la nación.

Algunos senadores de MoReNa también estaban de acuerdo con los panistas, pero bastó una señal argumentativa de su líder de bancada, Ricardo Monreal Ávila, para que de ahí en adelante pidieran la palabra para apoyar todo lo que proponía su partido.

Pero hubo un morenista que se negó pública y abiertamente a seguir esta línea. Fue Víctor Manuel Castro Cosío, quien subió a tribuna para soltar sin tapujos lo siguiente: “Yo voté en contra de que se diera licencia al chiapaneco, y si se pone a votación otra vez, vuelvo a votar en contra”. A lo lejos Monreal sonreía nervioso y le hacía un además con la diestra para calmarlo.

Finalmente, el senador Velasco Coello se salió con la suya al obtener licencia apoyado por MoReNa, lo que provocó tremendos comentarios en las redes en contra del partido del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, cuando horas antes en esas mismas benditas redes habían aplaudido al Senado de la República por la votación inicial en contra del chiapaneco.

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