*Acabar con la discriminación y el racismo hacia las mujeres indígenas

En mi calidad de habitante de la comunidad de Tempexquixtla, Puebla, y hablante de la lengua náhuatl, exijo que las experiencias y exigencias de las mujeres indígenas sean escuchadas y comprendidas para promover cambios, a fin de acabar con la discriminación y el racismo, porque desde las propias instituciones del Estado es un trabajo pendiente de los que hacen las leyes.

Que en las comunidades haya posibilidades dignas y culturalmente pertinentes de tener salud y educación sin perder nuestras lenguas, que en las ciudades todas y todos estén obligados a brindar atención de calidad en escuelas, hospitales, juzgados, y todas las instituciones, y a reconocerles a nuestras lenguas maternas la dignidad y el estatus de lenguas nacionales.

Ello permitirá que niñas, jóvenes y abuelas indígenas sigan sintiéndose orgullosas de transmitir sus lenguas a sus descendientes, sin el miedo de hacerlos vulnerables y condenarlos a la discriminación, como la que padecemos y hemos padecido nosotras; es una tarea pendiente que hoy quiero pedirles que asuman con seriedad.

Es necesario preservar e impulsar el desarrollo y uso de las lenguas indígenas nacionales, ya que después de la colonización se ha ido perdiendo la práctica y el verdadero lugar de la mujer en las comunidades.

El pensamiento individual que fundan las ideologías y religiones occidentales han socavado su pensamiento y ser colectivos; ha traído, entre otras consecuencias, inequidad, violencia, discriminación y desvalorización hacia las mujeres.

Son muchas las consecuencias negativas que el colonialismo introdujo en las comunidades y en toda la sociedad, lo que ha afectado a las mujeres indígenas. Muchas no asisten a la escuela porque éstas no responden a nuestras necesidades culturales y no se educa en las escuelas a partir de nuestras lenguas. El propósito principal ha sido castellanizarnos y cristianizarnos más que ofrecer educación.

Las pocas escuelas que hay en sus territorios muchas veces están a horas de distancia, cruzando ríos, montañas y ello expone a las niñas durante el trayecto. Además, algunos padres piensan que las mujeres no deben estudiar así, porque esa educación contradice la cultura y cosmovisión propias y por eso las niñas, principalmente, pero también los hombres, pierden sus valores y papel fundamental en la familia y las comunidades.

Cuando algunas deciden migrar a las ciudades se enfrentan aún más al riesgo de verse discriminadas y en posición vulnerable por ser mujeres; su color de piel, el bilingüismo, la apariencia, la indumentaria, entre otros estereotipos, por lo que solo se les ofrecen trabajos como empleadas domésticas y otras actividades muy precarias, en donde sistemáticamente son violentados sus derechos y su dignidad, mientras reciben impunemente salarios ridículos.

En la ciudad los derechos a la salud de una mujer indígena son inexistentes, no cuentan con credenciales, ni con seguros médicos, no hay servicios de salud que se ajusten a sus necesidades, ni en lo cultural, mucho menos en lo lingüístico.

Save
Cookies user preferences
We use cookies to ensure you to get the best experience on our website. If you decline the use of cookies, this website may not function as expected.
Accept all
Decline all
Analytics
Tools used to analyze the data to measure the effectiveness of a website and to understand how it works.
Google Analytics
Accept
Decline
Unknown
Unknown
Accept
Decline