*Muchos retos y desafíos en México
La democratización de las instituciones del Estado mexicano es un proceso que avanza a velocidades disimiles; es decir, entre los Poderes de la Unión, entre las entidades federativas, así como en los órganos autónomos.
Encontramos distintos niveles de participación ciudadana, toma de decisiones colegiadas y en algunos casos aún existe facultades de decisión unipersonal que definen el devenir de nuestra patria y trastocan el interés nacional.
Los cambios en el siglo XXI, la globalización y la interdependencia han hecho que todo tipo de procesos sean más rápidos. En este sentido, también hay que considerar que la revolución tecnológica hizo que las fronteras de la comunicación y las distancias se redujeran al mínimo.
Frente a estos retos y desafíos que plantean precisamente transformaciones profundas, los estados- nación tendrán mayor éxito si constituyen una política exterior de Estado más plural e incluyente si la diseñan como una verdadera palanca de desarrollo al interior para que desde ahí se impulsen como un protagonista del escenario internacional.
Es por ello que México está llamado a construir una política exterior de Estado, para ser un actor respetado, confiable, con potencial e influencia creciente en las décadas por venir en el ámbito internacional, pero ello debe ser responsabilidad de todos y no sólo de una persona.
Para lograr avanzar en este escenario mundial es necesario convocar al talento nacional para sumar esfuerzos y ayudar a adaptar rápidamente al Estado mexicano a la agenda global, especialmente en los temas de política exterior y en los asuntos internacionales.
Actualmente, persiste en la facultad constitucional para la formulación de la política exterior de México, la capacidad unipersonal del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, mientras el análisis es materia del Senado de la República y en su ejecución acompañada por el servicio exterior mexicano.