Ante la frecuencia con que el presidente Andrés Manuel López Obrador se refiere a que su gobierno no es más de lo mismo que sus antecesores, comienza a aflorar la exigencia de que no solo denuncie con declaraciones en sus mañaneras, sino que actúe y llame a cuentas a quien sea necesario…
Caso concreto es el asunto del funcionario del sexenio anterior que tenía un sueldo acumulado que le permitía llevarse mensualmente 700 mil pesos, con lo que sangró las arcas del erario con muchos millones de pesos, porque no solo ese funcionario tenía asignaciones especiales, sino había una escalada que incluía a una veintena de colaboradores que se repartían tremendo pastel mensual… La última referencia que hizo de esto López Obrador, fue en su reciente gira por Oaxaca, desde donde dijo: “Ya no hay los sueldos elevadísimos que había para los altos funcionarios públicos, ahí se quedaba todo el presupuesto, el gobierno estaba ensimismado, todo el presupuesto era para mantener al gobierno, era un gobierno mantenido y bueno para nada… Sueldos hasta de 700 mil pesos mensuales. Ya ahora hay una ley, nadie puede ganar más que lo que gana el presidente y yo me bajé el sueldo a menos de la mitad de lo que ganaba Peña Nieto, sin compensaciones”… Hasta ahí lo dijo el mandatario, se le aplaude, pero también se le repudia la cínica impunidad con que denuncia este saqueo, pues a pesar de que sabe quien, en donde, cuando y como se adjudicaban esos ilegales complementos salariales, no actúa y únicamente los utiliza de ejemplos en busca del aplauso inocente… Está a tiempo, señor presidente, le mandan decir… ¿Pero escuchará?... Se cruzan apuestas…